El acusado de matar a dos mujeres culpa a su hermano y éste lo admite
Un menor explica a los jueces un crimen en un pueblo de la provincia de Barcelona
El propio acusado, David Rubio Uceda, lo reconoció ayer durante su declaración ante un tribunal de la Audiencia de Barcelona: "Fue, una locura". Dos mujeres de 67 y 60 años fueron brutalmente asesinadas el 20 de agosto de 1994 en una urbanización de Sant Pere de Vilamajor (Barcelona) por él y su hermanastro. David responsabilizó de los dos crímenes a su hermanastro, J. P. S., menor de edad en 1994. Éste explicó en el juicio, sin inmutarse, cómo mató a las dos mujeres. Los dos han pasado parte de su adolescencia en centros de menores de la Generalitat.
El acusado llevaba dos meses viviendo en la casa de una de las mujeres asesinadas, Eumelia Beceiro, de 67 años, después de salir de un centro de menores. La mujer le acogió porque era amigo de su nieto, que aquel fin de semana no estaba en la casa. El hermanastro de David se presentó en la torre tras obtener un permiso de la institución de menores donde estaba acogido. Eumelia, que había invitado a pasar el fin de semana a una amiga, María Antonia Sala Par, instó a David a que se marchase de la torre porque ya estaba cansada de ellos.Al recordar los hechos, el acusado explicó al tribunal de la sección sexta de lo Penal que "no era consciente de lo que estaba pasando.", pero admitió haber acordado la muerte de las dos mujeres con su hermanastro, J. P. S. Por los mismos hechos, el menor fue condenado por un tribunal de menores a la pena máxima: dos años en un centro en régimen cerrado del que saldrá libre el próximo 30 de septiembre.
De acuerdo con el relato de los hechos por la fiscal, el primer crimen fue el de Eumelia, cuando subió a la habitación para indicar a David dónde estaba la ropa limpia. En ese momento, J. P. S. sacó de entre las sábanas un hacha que había cogido de la vivienda y le golpeó la cabeza en varias ocasiones, lo que le causó la muerte instantánea. "Me asusté mucho y no me creía lo que estaba pasando", explicó ayer el acusado. "¿Pero usted no hizo nada para evitar que J. cometiese ese crimen?", preguntó uno de los abogados de la acusación. "Le eché una mirada, pero ya era tarde", respondió David.
La fiscal sostiene que tras producirse ese crimen y pese al reparto inicial de la autoría, David convenció a su hermanastro para que matase también a la amiga de la víctima porque él no podía. De esta manera, el menor subió a la terraza donde se encontraba sentada María Antonia Sala de espaldas a la puerta. "Le clavé el cuchillo y se rompió la hoja y le pegué un puñetazo", contó J. P. S., sin alterarse. Ella intentó huir y David la retuvo mientras su hermanastro la remataba con el hacha. Al ver que la mujer seguía con vida, la encerraron en una habitación y fueron a bañarse a la piscina de la urbanización, donde gastaron parte de las 40.000 pesetas que habían robado del bolso de Eumelia. "Cogí el dinero para olvidar lo que había pasado y para relajarnos un poco", explicó David.
Poco después de las tres de la tarde, regresaron y comprobaron que la mujer todavía vivía. La fiscal sostuvo que el encargado de rematarla fue J. P. S. a indicación de David. El arma utilizada fue un tronco de 70 centímetros de longitud. "Yo me sentía y estaba mareado", explicó. Posteriormente cargaron el cadáver de Eumelia en una carretilla y lo transportaron hasta un terreno colindante a la casa, donde lo ocultaron con tierra y lo cubrieron con ramas de pino. Del mismo modo, los jóvenes trasladaron el cuerpo de la segunda víctima desde la terraza hasta la entrada de la casa, pero no lo enterraron hasta el día siguiente.
Aquella misma tarde, los dos jóvenes decidieron mirar la televisión en compañía de dos chicas de la urbanización con las que habían quedado antes en la piscina. Una de ellas recordó ayer que David le había comentado en broma que "se cargaría a la vieja y se llevaría el coche", mientras que la otra explicó que J. P. S. fue a su casa a pedirle pintura con la que acabaría limpiando los restos de sangre dispersos por vanas habitaciones.
Proteger al hermano
El cuerpo de María Antonia Sala fue enterrado al día siguiente junto al de su amiga. Después, convencieron a unos amigos para que llevaran el vehículo de Eumelia hasta Sant Antoni de Vilamajor y simular que las mujeres se habían ido. David varió ayer algunos aspectos de su declaración inicial y se exculpó de haber planificado la muerte de las ancianas. "Yo lo que quería era proteger a mi hermano y que le cayese poco", aseguró.Fue entonces cuando un abogado de la acusación le recordó que J. P. S. saldrá en libertad en menos de tres meses y que él afronta una petición fiscal de 60 años de cárcel. J. P. S. explicó al tribunal con absoluta serenidad que "sintió lástima por haberlas matado".
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