Suspicacias en el PSOE y comprensión en el PP

La reivindicación de un tratamiento diferencial para Cataluña planteada por Jordi Pujol ha merecido reacciones comprensivas desde el PP y de suspicacia desde el PSOE. Las críticas más duras llegaron del secretario general de los socialistas gallegos y alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez.Vázquez criticó el silencio del PP, de la Xunta de Galicia y, sobre todo, de su propio partido. "Pujol puede reivindicar lo que quiera, pero es inadmisible que quiera marcar el techo a los demás. La única diferencia que estableció la Constitución en 1977 fue la de las nacionalidades históricas que tienen una lengua y una cultura propias, pero las carreteras y la sanidad son iguales para todos", señaló. También acusó a Pujol de "intentar reescribir la historia" al resaltar la generosidad de los nacionalistas catalanes en el debate de la Constitución. "Yo también estaba allí, y fuimos otros los generosos, al dar más de lo que había establecido la Constitución republicana, e incluso de lo que ellos pedían en sus planteamientos iniciales", informa Xosé

Manuel Pereiro.

"Agravios comparativos"

El ex ministro socialista Josep Borrell acusó a Pujol de haberse pasado la vida "excitando el agravio comparativo y el sentimiento de que hay una parte desarrollada del país que paga demasiado y recibe demasiado poco", lo que "forma parte", dijo, "de su táctica ancestral". El presidente andaluz, el también socialista Manuel Chaves, se mostró partidario de reconocer el hecho diferencial catalán, que circunscribió a lengua y cultura, siempre que eso no implique desigualdad con las demás regiones.Joaquín Almunia, portavoz parlamentario del PSOE, coincidió con Pujol en la necesidad de que se respeten todos los hechos diferenciales y señaló que España no puede construirse desde el uniformismo, pero precisó que tanto derecho tiene Pujol a que se le reconozca a Cataluña el hecho diferencial como lo tiene cualquier otra comunidad a solicitar más competencias.

Desde la derecha las reacciones fueron más comprensivas. El ministro Mariano Rajoy interpretó que lo pedido por Pujol es "una cierta generosidad a la hora de interpretar las competencias compartidas y coincidió en que la solidaridad debe ir aparejada con la responsabilidad. También admitió que la Constitución consagra la "asimetría" al diferenciar entre nacionalidades y regiones. El presidente valenciano Eduardo Zaplana prefirió no manifestarse, alegando que ese debate no está entre sus prioridades, y el presidente del Senado, Juan Ignacio Barrero, defendió el enfoque de Pujol. Como objeto de debate y reflexión, lo ve "correcto".

En ese espectro ideológico, sólo el presidente de Aragón, Santiago Lanzuela, se mostró en contra: "Los Estados importantes no se construyen ahondando en las diferencias territoriales, sino con la búsqueda permanente de lo que nos une", señaló, informa Javier Torrontegui.