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Reportaje:

Hong Kong empieza la cuenta atrás

A pesar de la cita con China, ni la colonia británica ni Macao renuncian a seguir haciendo negocios

Ángeles Espinosa

De hoy en un año, Hong Kong dejará de ser administrado por el Reino Unido para convertirse en una zona especial de China. Dos años más tarde le llegará el turno al territorio portugués de Macao. A medida que se acerca la fecha aumentan los interrogantes sobre el futuro de esas islas de liberalismo económico bajo un régimen comunista. Las autoridades de Hong Kong se esfuerzan por transmitir un mensaje de continuidad, mientras, al otro lado del delta del río de las Perlas, Macao aprovecha su recién inaugurado aeropuerto internacional para intentar atraer nuevas inversiones y diversificar su economía.Los últimos sondeos hablan de que los hongkoneses se muestran pesimistas sobre la transición. La mayoría de los encuestados no confía en los políticos y hombres de negocios que Pekín ha elegido para dirigir el futuro próximo de la colonia. Un 23% reconoce que han convertido más de la mitad de sus ahorros en divisas. Con todo, el riesgo de una fuga masiva de capitales es mínimo dado que la mayoría del dinero ya ha salido fuera del país, incluidos los fondos del Banco de Hong Kong.

"En interés del orgullo nacional de China, la transición tiene que resultar un éxito", asegura sin embargo Anthony Woo, vicerrepresentante de Hong Kong ante la Unión Europea. En su opinión, tras el éxito económico de la isla bajo administración británica, un fracaso haría "perder la cara" al Gobierno de Pekín. Para apoyar esta convicción, Woo cita datos como que el 80% de las exportaciones chinas pasan a través de Hong Kong; que el 60% de los proyectos de inversión en el continente tienen su origen en uno de sus socios en ese territorio; o que la colonia da empleo directo a cuatro millones de chinos.

Aun así, entre 40.000 y 50.000 hongkoneses abandonan cada año la aún colonia británica. "Pero muchos también están volviendo", afirma Woo. ¿Y los inversores extranjeros? "Algunas empresas se van y otras vienen", manifiesta el alto funcionario. "Si los alquileres de espacio comercial sirven de referencia, desde junio del año pasado están subiendo los precios", añade sin ocultar su satisfacción.

"Para nosotros, cuanto más china sea Hong Kong, mejor", declara el presidente de la Spanish Business Association, Joan Dedeu, convencido de que las compañías extranjeras -entre ellas un centenar de españolas- se han instalado en ese territorio "porque justo detrás de la frontera está el mayor mercado del mundo". Dedeu, que dirige la empresa de consultoría China Consultants, teme que el cambio traiga un descenso de la calidad de vida, pero coincide con Woo en que la mayoría de las medidas adoptadas tanto por hongkoneses como por extranjeros son sobre todo "de prudencia".

El representante de Hong Kong reconoce que van a producirse cambios. Uno de los más preocupantes es, en su opinión, el riesgo de que aumenten los casos de corrupción. "El militar con mayor rango que China estacione en Hong Kong ganará 200 dólares (unas 25.000 pesetas) al mes, lo que parece insuficiente si tenemos en cuenta el coste de la vida y las tentaciones del territorio", advierte.

Woo, que la semana pasada visitó Madrid, lamenta que el comercio con España sea muy limitado, aunque en expansión. Sus exportaciones a España (ropa y relojes, sobre todo) apenas alcanzaron los 100 millones de dólares en 1995, pero, si se suman las reexportaciones de productos chinos, la cifra alcanza los 1.183 millones de dólares. Ese mismo año sus importaciones de España (materiales de construcción y productos farmacéuticos) fueron de 463 millones de dólares.

Tras varios años de experiencia en Hong Kong, Xavier Tarré, el responsable de la sucursal para Asia de Genebre, empresa catalana dedicada a la fabricación y venta de válvulas industriales, ha decidido trasladarse a Macao. "No tiene nada que ver con el cambio de administración en 1997; de hecho, seguimos teniendo intereses en Hong Hong", asegura. Razones culturales y económicas parecen estar en la raíz del traslado a la otra orilla del delta.

"La inauguración del aeropuerto el pasado noviembre ha sido decisiva para nosotros", manifiesta Rodrigo Brum, jefe del gabinete del secretario de Coordinación Económica de la colonia portuguesa. La afinidad con el estilo portugués que impera en Macao, o los salarios, un 50% más baratos que en Hong Kong, ya existían con anterioridad, pero ahora las comunicaciones directas aseguran su independencia del vecino Hong Kong.

De todas formas, Brum, que estuvo recientemente en Madrid en el marco de un seminario para promover las inversiones en Macao, se esfuerza en vender que Macao "está en China sin ser China", es decir, todas las ventajas sin los inconvenientes de la burocracia, la inseguridad legal y la necesidad de pagar a montones de intermediarios, al menos durante dos años más que Hong Kong. "Es una excelente plataforma regional", corrobora Tarré, quien reconoce asimismo que el ritmo de vida resulta bastante menos frenético que en la colonia británica.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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