El más allá
Quienes piensan que el mundo está dirigido por fuerzas ocultas son tachados despectivamente de paranoicos, pero ahí tienen ustedes a la presidenta de EE UU entregada en cuerpo y alma a los fantasmas de Eleanor Roosevelt y de Mahatma Gandhi. Lo malo de creerte perseguido es que al final, como decía Freud, siempre llevas razón. Es inútil, pues, que nos engañen con imágenes de congresistas y reuniones de secretarios de Estado, porque ya sabemos que los que de verdad cortan el bacalao sólo hacen caso a Rappel o a su homólogo estadounidense, lo que explica sin duda muchas cosas respecto al funcionamiento de la realidad internacional.Aquí mismo, sin ir más lejos, cuando no firma los decretos el brazo incorrupto de santa Teresa, los firma el Opus o el gran capital, es decir, poderes ocultos que ocasionalmente, como en el caso de Hillary, dejan. un rastro en la superficie. En la superficie gubernamental, este periódico descubrió el otro día una directora general de Tecnología y Seguridad Industrial llamada Efisa Robles Fraga. Si esa combinación de apellidos no procede de ultratumba, que venga Dios y lo vea. No es todo: el secretario de Estado de Energía y Recursos Minerales, por poner otro ejemplo, se llama Nemesio Fernández-Cuesta y Luca de Tena, o sea, más allá en estado puro. Eso por no citar a Rafael Arias-Salgado y Montazgo, responsable de Fomento e hijo del primer ministro de Información de Franco. ¿Más aún? Pues ahí tienen a Margarita Mariscal de Gante, cuyo padre, en tiempos del brazo de santa Teresa, regentaba un burdel jurídico llamado Tribunal de Orden Público.
Así que va a ser verdad que el mundo está dirigido por fuerzas ocultas procedentes del más allá. Lo malo de nuestro más allá, en comparación con el de Hillary Clinton, es que queda demasiado acá.
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