El IVAM emprende una sólida revisión del movimiento ultraísta
Una exposición muestra el panorama de la primera vanguardia artística
Sentían el hambre de lo nuevo y se adscribieron a una peculiar vanguardia literaria y artística, la primera que se puede considerar como tal dentro de España. Eran los ultraístas, unas gentes de la cultura que en su mayor parte evolucionaron después por otros caminos pero que, en el cambio de la segunda a la tercera década de este siglo, protagonizaron, también en América Latina, una efervescencia notable. Ahora, el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) se acerca a aquel movimiento a través de sus revistas, manifiestos, libros y obra plástica, en una exposición que fue inaugurada ayer.
Nunca se había intentado. Y mucho menos contemplando las dos vertientes del movimiento, la literaria y la plástica, tan íntimamente relacionadas. El IVAM abrió ayer la primera exposición que se dedica al ultraísmo y, como señaló su director, Juan Manuel Bonet, lo hace con la intención de romper una cierta conjura contra la memoria de ese movimiento protagonizada por la generación del 27, que "quiso arrogarse en exclusiva la representación de la modernidad".Lo explicó muy gráficamente Carlos Pérez, comisario de la exposición junto al propio Bonet: "No es que fueran los más geniales, pero tampoco fueron un desastre". Los ultraístas, en efecto, se revelan en la muestra como unos inquietos creadores fascinados por el dinamismo de la vida moderna, las locomotoras, las máquinas, los espacios urbanos, los aeroplanos y la electricidad. Influidos en su imaginería por el futurismo, considerados en los manuales como un episodio lateral del dadaísmo y exploradores de los lenguajes del cubismo o el expresionismo, protagonizaron una agitación cultural que contiene muchos elementos interesantes.
Aportación extranjera
En una España que fue tierra de refugio durante la Primera Guerra Mundial, la aportación de los extranjeros fue decisiva para el surgimiento del ultraísmo. El escritor chileno Vicente Huidobro, cuyo nieto estuvo ayer en Valencia representando a la fundación que lleva el nombre del autor y, que ha aportado numerosos fondos a la muestra, y la pareja de pintores simultaneístas franceses Robert y Sonia Delaunay son las figuras más importantes en esos orígenes.Rafael Barrádas, Francisco Bores, Pancho Cossío, Norali Borges, Salvador Dalí, José María Ucelay, Cándido Fernández Mazas o Manuel Méndez están presentes en la exposición del IVAM con pinturas e ilustraciones realizadas para revistas del movimiento como Ultra, Grecia, Reflector, Tobogán, Alfar o Gran Guignol.
Una amplia nómina de escritores, con sus libros y textos teóricos, caligramáticos o experimentales, en la que destacan Rafael Cansinos-Assens, Guillermo de Torre, César A. Comet, Juan Larrea, Eugenio Montes, Pedro Garfias, Gerardo Diego, Rafael Lasso de la Vega, Isaac del Vando, Lucía Sánchez Saornil y Jorge Luis Borges, conforma el panorama de la aportación literaria del ultraísmo, que desplegó sus energías entre 1918 y 1925.
Con motivo de la exposición, que en noviembre se exhibirá en Santiago de Chile, se han organizado un ciclo de conferencias y varios actos, entre los que destaca la presentación del libro que recoge la poesía de la única escritora ultraísta, Lucía Sánchez Saomil, una madrileña de ideas anarquistas, promotora de organizaciones feministas como el movimiento Mujeres Libres en los años treinta que pasó la última etapa de su vida en Valencia, donde falleció en 1970. La selección de textos y la introducción del volumen, coeditado por el sello valenciano Pre-Textos y el IVAM, han sido realizadas por Rosa María Martín Casamitjana.
Babelia
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