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Grandes arquitectos del mundo compiten en el diseño de la Roma del año 2000

El alcalde Francesco Rutelli programa obras y concursos para reformar la capital

"Es preciso que la arquitectura vuelva a Roma, porque había desaparecido de ella" dice categórico Francesco Rutelli, el alcalde de la capital italiana. En la ciudad museo, que alberga muchas de las mejores obras de Sangallo, Fontana, Maderna o Borromini, la frase del político verde suena como una tremenda paradoja. Pero refleja una realidad urbana que desde hace muchas décadas se mueve con criterios de pequeña capital de provincia. Rutelli quiere despertar su ciudad y, con la vista en el año 2000, ha atraído hasta ella a grandes figuras de la arquitectura mundial.

Paul Andreu, Kisho Kuroawa, Renzo Piano u Oriol Bohígas son, efectivamente, nombres que no necesitan explicaciones y que se han comprometido en proyectos para devolver a la Roma del próximo siglo la vitalidad de otras épocas. El cambio de centuria convierte ese renacimiento en una necesidad ineludible, ya que las celebraciones del Jubileo que el Papa Juan Pablo II promueve en primera persona amenazan con traer a la ciudad una cantidad de visitantes suficiente como para sofocarla.Las autoridades esperan decenas de millones de peregrinos y confían en que vuelva a ser una realidad indiscutible aquello de que todos los caminos conducen a Roma. Por si los cálculos fueran exagerados, han propuesto a la ciudad como sede de los Juegos Olímpicos del 2004. Todo ello ha creado una expectación muy superior a los tres billones de liras (más de 250.000 millones de pesetas) asignados por el Gobierno a la preparación del Jubileo. Esa tensión contribuye a complicar las cosas.

Existe una comisión mixta del Gobierno de Italia y la Santa Sede -los dos Estados directamente interesados en el tema- que prepara el acontecimiento, y varias guerras de personalidades que polemizan por las competencias. La última se ha desarrollado entre Rutelli y el ex fiscal Antonio Di Pietro, otro carácter fuerte, que acaba de instalarse en el Ministerio de Obras Públicas. El alcalde, que no debe tener problemas con el Vaticano ya que recientemente ha vuelto de un modo público a la práctica de la religión católica, ha dado un paso para apartarse de la contienda, al anunciar que el Ayuntamiento destinará todos los fondos que le toquen del Jubileo a favorecer la acogida de peregrinos con aparcamientos e instalaciones hoteleras.

En lo que a obras se refiere, el Ayuntamiento llevará adelante las que considera que puede financiar con sus medios y la ayuda de la iniciativa privada. Para hacer ver que no son poca cosa, Rutelli ha montado en el Palacio de Exposiciones una muestra de proyectos y maquetas titulada La Fabbrica de Roma. "No hablamos de una Roma futurible, sino de una realidad que en parte ya existe y que en otra parte está en marcha para hacer una ciudad más funcional y mejor desde el punto de vista ambiental", dijo ayer Rutelli, antes de ilustrar "la imponente reestructuración" que sufrirá el sistema de transporte urbano y las 54.000 hectáreas de zona verde que han sido aseguradas para siempre entre la capital y el mar, sobre los terrenos de lo que fue una finca de caza de los Saboya.

Lógicamente, los proyectos para el año 2000 tienen su centro último en torno al Vaticano, donde el Ayuntamiento proyectó construir un túnel que cruce el Tíber bajo las inmediaciones el castillo Sant'Angelo, a fin de aliviar el tapón que inevitablemente genera el tránsito masivo de personas y vehículos hacia la Basílica de San Pedro. Pero ése es uno de los grandes proyectos que ha quedado bajo la competencia de Obras Públicas.

Ahora, Rutelli parte de la periferia, sobre todo al norte, donde la reordenación de la estación Tiburtina como punto de llegada de toda la alta velocidad ha dado pie a un gran proyecto para el que han realizado trabajos Paul Andreu, Massimiliano Fuksas, Herman Hertzberger, Michael Hopkins, Otto Steidle y Kisho Kurosawa. El italiano Renzo Piano ha elaborado una síntesis de todos esos proyectos, dominada por seis torres cilíndricas de más de 300 metros de altura, que seguramente será la que se construya.

Más arquitectos célebres, como Oriol Bohigas, Robert Krieber, Paolo Portoghesi, Franco Purini y Alessandro Anselmi, han pensado en la conexión entre la estación y un parque tecnológico próximo. Richar Meier ha hecho el proyecto de reestructuración del Augusteo, el monumento funerario del primer emperador romano, y del vecino Ara Pacis, donde el altar reconstruido en una céntrica orilla del Tíber será enriquecido con un museo dedicado a Augusto.

Además, Renzo Piano ha proyectado un nuevo auditorio también junto al río, con tres sa las de conciertos, la mayor de ella para 2.700 espectadores, cuya construcción fue interrumpida hace meses porque, al sentar los cimientos se encontraron las ruinas de una villa romana. Las obras prosiguen, tras la incorporación al proyecto de un parque arqueológico que salve las ruinas. Mayores problemas de tipo arqueológico encuentra la construcción de la tercera línea del metro, que deberá pasar bajo el Coliseo, el Panteón para llegar a San Pedro. Rutelli piensa que en el 2000 no estará lista.

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