Cita con el color en el Retiro
1.200 artistas participaron en el Retiro en el Octavo Certamen de Pintura Rápida
Acababa de dar la última pincelada cuando una paloma en vuelo dejó su huella sobre el lienzo. El pintor Antonio de Pedro se afanaba en limpiar la mancha: "No habrá tenido dónde hacer la gracia la palomita nada más que en mi cuadro". Pedro había invertido cinco horas en trasladar a un trozo de lienzo, de un metro de ancho por 81 centímetros de alto, los árboles, el césped y la estatua de Jacinto Benavente que decora el parque del Retiro. Antonio era uno de los 1.200 pintores que ayer participaron en el Octavo Certamen de Pintura Rápida celebrado en el Retiro.Desde las ocho de la mañana, los pasillos del parque y del estanque se llenaron de caballetes, pinceles, brochas, telas, tablas y, ante todo, un fuerte olor a pintura. El reloj ya estaba en marcha y los artistas disponían hasta las dos de la tarde para completar una escena del recinto.
Frente al Palacio de Velázquez, a eso de las diez de la mañana, se situó Carmen Lantero, de 30 años. El día anterior, durante un paseo por el Retiro, aclaró sus dudas: "Quería pintar la rosaleda, pero el color verde no me gusta, me resulta muy difícil para la pintura rápida. Por eso me decidí por el palacio". Durante cuatro horas se empleó a fondo con su gama de tonalidades preferidas: grisáceos, ocres y naranjas. Al final le faltó tiempo para rematar la cúpula del palacio. "Es lo malo de la pintura rápida, que tienes que tenerlo todo muy estudiado", contaba esta pintora, con la paleta y los pinceles ya guardados.
A mediodía, el paseo de la Casa de Vacas se había transformado en una galería de arte al aire libre. Dos escenarios se repetían en la mayoría de los cuadros: el estanque y el Palacio de Cristal. El certamen, organizado por la Junta Municipal de Retiro en colaboración con la Fundación Amigos de Madrid, atrajo artistas de todos los rincones de España. De Barcelona llegó Alberto Lucas Navarro, ganador de las 650.000 pesetas del primer premio. En segundo y tercer lugar, con premios de 400.000 y 300.000 pesetas, respectivamente, quedaron Luis Javier Gayá y Julio García Iglesias.
Antonio Mariscal, también de Barcelona, se quedó prendado de la Casa de Vacas, y no dudó en plasmarla sobre un tablero con sus colores preferidos: grises, azules y ocres. "Yo miro los colores de otra manera, y ya sé que el parque es verde, pero a mí me gusta con mis tonalidades. Además, en vez de óleo utilizo pintura acrílica, que se seca antes. Es otra manera de trabajar y de ser original a la vez", aseguraba el pintor, de 43 años. Para él, la pintura rápida tiene más mérito que la obra que se realiza en estudio. "Tiene más calidad porque es donde se descubre todo el talento que un artista lleva dentro y es la manera más rápida que tiene de demostrarlo", concluye Antonio.
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