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La cumbre árabe pide a Netanyahu que ceje en su "peligrosa" postura y cumpla los acuerdos de paz

ENVIADA ESPECIAL La primera cumbre árabe en seis años comenzó ayer con la petición al nuevo primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de que reconsidere su "peligrosa" postura y se atenga a los acuerdos alcanzados hasta ahora en el proceso de paz con los árabes. "Llamamos al nuevo Gobierno israelí a cooperar con nosotros para completar el proceso de paz sin retrasos ni dudas", declaró el presidente egipcio, Hosni Mubarak, en un discurso inaugural en el que instó a los árabes a unirse. "De nuevo nos enfrentamos al gran reto de ser o no ser", subrayó.

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La evidencia de esa falta de unión se plasmó en las palabras del rey Hussein de Jordania (tal vez el más estrecho aliado árabe de Israel ahora), que fueron una constante crítica velada a su vecino sirio. "Negamos a cualquier Estado el derecho a proteger las fuerzas del mal y del terrorismo, que buscan alcanzar sus objetivos unas veces bajo la excusa de la religión y otras bajo el pretexto de la ideología", subrayó.Sin mencionar a Líbano, Siria, Irán, Hezbolá o los palestinos radicales que defienden el terrorismo contra Israel por ser un Estado que ocupa su territorio, el monarca hachemí destacó que "no hay un terrorismo aceptable y otro inaceptable, ni uno legítimo y otro ilegítimo", y advirtió contra el "terrorismo a través de fronteras".

Todos los miembros de la Liga Árabe -con excepción de Irak, que no fue invitado- estaban ayer en El Cairo. El último de los líderes en llegar fue el libio Muammar el Gaddafi, quien, con el consentimiento egipcio, violó el embargo aéreo impuesto por la ONU por no entregar a dos supuestos responsables del atentado contra un avión de la Pan Am que estalló sobre Lockerbie (Escocia). Gaddafi voló desde Trípoli horas antes de comenzar la reunión y, vestido con túnica blanca y amplio turbante, fue otra vez el más pintoresco por su aspecto de los jefes de Estado presentes, 14 ayer.

"Realizar una paz justa y global es el único modo de alcanzar la seguridad y la estabilidad de todas la partes", dijo el presidente egipcio, Hosni Mubarak, en una clara referencia a la obsesión por la seguridad que afecta a los israelíes y que Netanyahu utilizó ampliamente durante la campaña que le Ilevó al poder. Mubarak le advirtió que "la seguridad no se puede conseguir ocupando la tierra e ignorando los derechos de los otros". Pese a ello, el tono del discurso y las discusiones a puerta cerrada, cuyo contenido se encarga celosamente de canalizar el ministro de Exteriores egipcio, Amr Musa, es conciliador. Musa destacó que el nuevo ministro de Exteriores israelí, David Levy, había enviado un "positivo mensaje", a la cumbre. Quien también envió a los reunidos una misiva en la que solicitaba "desesperadamente" su ayuda fue el alcalde de Hebrón, Mustafá Natshe. El regidor de esta ciudad cisjordana de la que se debía de haber retirado el Ejército israelí el 28 de marzo pasado pide en su carta a la cumbre que se mencione en el comunicado final con el que se cerrará hoy la cumbre el caso concreto de Hebrón, para que los israelíes muestren su voluntad de proseguir el proceso de paz cumpliendo el compromiso de retirarse de la última de las siete ciudades cisjordanas.

Además de la cumbre, las delegaciones de los 21 países se volvieron a reunir anoche para dar los últimos retoques al comunicado final. El texto parece que ha sido considerablemente edulcorado con respecto al pretendido por Hafez el Asad. Siria, que se siente más afectada que ningún otro país árabe por la nueva política israelí, fue la que convocó la reunión de Damasco, con Egipto y Arabia Saudí en la que nació la idea de revivir a la Liga Árabe con esta cumbre extraordinaria. Pero la reunión ha servido para hacer aún más evidente el aislamiento del régimen de Damasco.

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"Esta no es una cumbre para la confrontación, sino para la cooperación", dijo a los periodistas el ministro de Información jordano, Maruan Muasher. Señaló que en ningún momento se ha previsto conectar con el proceso de paz la "normalización" de las relaciones que Egipto y Jordania tienen con Israel, tanto en el plano político, como económico, comercial, cultural y de intercambios de turistas y delegaciones. "Por tanto", añadió, "no tiene por qué haber una congelación de la normalización".

El presidente libanés, Elías Haraui, hizo por su parte un llamamiento a todos los árabes para frenar los "constantes" ataques israelíes a su país. Sin embargo, Líbano es hoy en día el gran olvidado, y en los pasillos del Palacio de Congresos cairota se apunta hacia este país como la víctima de este período de incertidumbre y violencia que parece abrirse de nuevo en Oriente Próximo hasta que vuelva a enderezarse el proceso de paz.

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