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Netanyahu resuelve su primera crisis gubernamental con la creación de un 'superministro' para Sharon

El nuevo primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, presentó a yer su Gobierno ante Parlamento, donde fue aprobado por 62 votos contra 50. Pero la formación del Gabinete le supuso su primera grave crisis: David Levy se negó a aceptar la cartera de Exteriores mientras Ariel Sharon no obtuviese un ministerio de peso. Netanyahu se vio obligado a asumir por unas horas las carteras de Exteriores, Vivienda y culto y optó por zanjar el conflicto con la creación del superministerio de Infraestructura Nacional, que ofreció a Sharon, lo que permitió a Levy asumir su cargo.

"Una deuda de honor". Así explicaron fuentes del entorno de Levy la decisión de no aceptar ser el responsable de Exteriores mientras Sharon no obtuviese una cartera. Éste había conseguido repescar a Levy para las filas del Likud y facilitar con ello considerablemente la victoria de Netanyahu en las elecciones. Sin embargo, Netanyahu. no pareció en ningún momento preocupado. Su objetivo era dar a conocer su Gabinete y "comenzar a gobernar". De ahí, que cuando, se topó con un serio impedimento no dudó en acabar con él. "Es un ministerio muy amplio, sin precedentes, con prerrogativas más importantes que cualquier otro", explicó satisfecho Levy, sobre lo ofrecido al viejo halcón del Likud. Sharon, aún dolido por las intenciones de Netanyahu, no quiso dar el si al puesto sin antes tomarse un tiempo para meditarlo, pero nadie duda de que lo aceptará.

En su discurso programático, el nuevo jefe del Ejecutivo destacó su voluntad de negociar "sin condiciones previas" la paz, si bien precisó: "Queremos una paz auténtica con todos los vecinos de Israel a condición de que aporte también seguridad para el Estado de Israel y para cada ciudadano israelí". Dijo que pretende una "verdadera asociación" con los palestinos, a quienes ofrece la plena autonomía. "Pretendemos intervenir lo menos posible en sus asuntos, pero queremos un máximo de seguridad para nuestros ciudadanos", declaró en alusión directa a la política del nuevo Gobierno de "perseguir a los terroristas allí donde se encuentren". Lo que significa perseguirles también en los territorios autónomos de Gaza y Cisjordania controlados por la Autoridad Nacional Palestina con todo el potencial explosivo que eso comporta.

Al hablar en nombre de la oposición, el primer ministro saliente, Simón Peres, deseó a su sucesor éxito en la búsqueda de la paz con los vecinos árabes, pero inmediatamente lanzó la siguiente advertencia: "No se engañe. La paz no se conseguirá con bellas palabras. Sin compromiso territorial no habrá paz, ni con los palestinos, ni tampoco con los sirios y los libaneses".

Peres evocó en su discurso el fondo del problema. En efecto, lo que estuvo ausente en el discurso programático de Netanyahu fue la mención de las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU, que fueron la base de la política de paz de todos los Gobiernos israelíes a partir de 1967, incluido el de Menahem Begin. Sin duda, no fue algo casual puesto que la resolución 242 prevé el intercambio de tierra por paz.

La novedad en el discurso de Netanyahu, fue la mano tendida al Islam y a los países islámicos. "No estamos en guerra contra el Islam, sólo contra quienes lo pervierten y lo interpretan como justificación de la violencia y del terrorismo", manifestó.

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De sus palabras no se puede extraer la conclusión de que las opciones de paz han sido derrotadas. Una vez que afrontan la realidad, los Gobiernos tienden a meter los programas en el cajón. Así ocurrió con Menájem Beguin, cuyo programa no decía una palabra sobre la posibilidad de evacuar todo el Sinaí para firmar la paz con Egipto. Y así sucedió también con el Gobierno del asesinado Isaac Rabin y de Peres, que anticiparon que "jamás" se entablarían negociaciones con la Organización para la Liberación de Palestina, lo que luego quedaría desmentido. "No me avergüenzo de haber estrechado la mano y discutido con Arafat. Usted también lo hará, si quiere que avance la paz", confesó Peres.

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