Netanyahu logra el apoyo de tres grupos para formar un Gobierno de coalición
El asesinato de un policía israelí en territorio palestino se sumó ayer a la lista de serios desafíos que aguardan al futuro Gobierno derechista de Benjamín Netanyahu, que luchaba anoche contra el reloj para presentar hoy su Gabinete en la sesión inaugural del Parlamento. Un primer paso para lograr la investidura lo consiguió tras firmar un acuerdo de coalición con dos de los partidos confesionales -el ultraortodoxo Shas, que tiene 10 diputados, y el Partido Nacional Religioso, que cuenta con nueve- y el de centro-derecha Tercera Vía (cuatro diputados). Con ello, el Likud tiene ya garantizados 55 de los 120 escaños de la Kneset.
Netanyahu negocia ahora ampliar su coalición con Israel Be Aliya, el partido de los inmigrantes rusos, fundado por el ex disidente soviético Natan Sharanski, que cuenta con siete diputados, y con el religioso Judaísmo Unido de la Torah (cuatro diputados).El atentado de ayer fue una operación que le obligará a demostrar la fuerza del Likud en la campaña contra el extremismo árabe para comenzar su gestión cumpliendo pública y contundentemente la promesa que lo llevó al poder en las elecciones del pasado 29 de mayo: Israel va a imponer la seguridad.
Un pistolero palestino acribilló al policía israelí que visitaba con su familia una juguetería de la aldea palestina de Bidiya, no lejos de Nablus, en Cisjordania. Luego disparó contra el pecho de la mujer del policía, que resultó herida de gravedad. El hijo de la pareja, de un año y medio de edad, se salvó de milagro, según fuentes policiales.
El asesino se dio a la fuga sin dejar más rastro que un detalle balístico: el fusil automático fue aparentemente el mismo utilizado hace menos de una semana en un atentado en el que pereció una pareja de colonos judíos cerca de Jerusalén. Esa era la primera y aparentemente única conclusión a la que la policía israelí parecía haber llegado horas después del tiroteo.
Ninguno de los grupos palestinos que han jurado sabotear el proceso de paz e intensificar la lucha armada a la luz del advenimiento de un Gobierno intransigente, se atribuyó la responsabilidad del ataque. Pero un atentado perpetrado hace diez días contra cuatro empleados de la empresa telefónica israelí Bezek en las proximidades de Bidiya fue reivindicado por extremistas islámicos.
"El asesinato de hoy debe obligarnos a estar más alertas que nunca en este periodo de transición porque el miedo va a invitar a Hamás y a la Yihad Islámica a atacar a civiles israelíes a fin de aumentar la confusión existente", declaró el ministro saliente de Seguridad Interior, Moshe Shahal.
La primera medida israelí fue imponer el toque de queda en Bidiya para tratar de dar con el asesino suelto. Su captura sería un regalo del primer ministro saliente, Simón Peres, a Netanyahu, pero anoche no había señal alguna de progreso en las investigaciones.
Ello hace suponer que la primera sesión de la decimocuarta legislatura emplazará a Benjamín Netanyahu a demostrar que es capaz de erradicar a los grupos extremistas palestinos.
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