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Hussein, Mubarak y Arafat esperan que "el desafío" de Netanyahu no frene la paz

Jordania, Egipto y los palestinos acordaron ayer adoptar un compás de espera para ver si el nuevo primer ministro electo de Israel, una vez que forme el Gobierno, demuestra con obras sus palabras de que continuará con el proceso de paz en Oriente Próximo. Reunidos en el baIneario jordano de Áqaba, el rey Hussein, el presidente egipcio, Hosni Mubaraki y el líder palestino, Yasir Arafat, dijeron que la elección del conservador Benjamín Netanyahu constituye "un desafio" para el proceso de paz, pero no entraña necesariamente el riesgo de colapso de éste.

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"Estamos totalmente convencidos de que el proceso de paz es irreversible, de que todo lo acordado será cumplido y de que continuará el trabajo hasta lograr una paz completa", dijo el monarca jordano durante la conferencia de prensa realizada tras la reunión. "Hablo en nombre de mis hermanos aquí presentes", puntualizó.Mubarak definió la cumbre de Áqaba como el inicio de una nueva búsqueda de "la unidad y la solidaridad árabes, que son en estos momentos sumamente importantes". "No vamos a juzgar nada hasta que el nuevo primer ministro forme su Gobierno y se ponga a trabajar. La campaña electoral [en Israel] ha sido como cualquier otra. Se han hecho innumerables declaracionens. Pero las cosas cambian cuando uno asume la responsabilidad", agregó.

Arafat, el único de los tres que no ha recibido llamada alguna de Netanyahu desde su triunfo en las elecciones que encumbraron al líder del Likud, hace ocho días, eligió la cumbre para enviar señales tranquilizadoras a sus compatriotas en Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental. "Tarde o temprano, habrá un Estado palestino independiente con Jerusalén como su capital", dijo.

Interrumpiéndolo, el rey Hussein destacó que Jordania no va a ser, en ningún momento, una alternativa para los palestinos, una idea que Netanyahu, que se opone vehementemente a la formación de un Estado palestino, ha hecho flotar en contactos secretos con los jordanos antes de las elecciones. El Likud ve a Jordania, cuya población de cuatro millones es en su mayoría palestina, como una "salida natural" para las aspiraciones nacionalistas de los palestinos. "No existirá un acuerdo para que Jordania desempeñe ese papel. Nunca y bajo ninguna circunstancia", declaró el monarca.

"Minicumbres"

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La cumbre de Áqaba promete convertirse en la primera de una serie de minicumbres que recuerdan los clásicos pero generalmente infructuosos intentos árabes para adoptar una "estrategia unificada y solidaria". Siria, cuyo presidente Hafez el Asad se entrevistó con Mubarak, en El Cairo el lunes, parece haber obtenido pleno apoyo saudí para convocar otra reunión tripartita con Egipto y Arabia Saudí este fin de semana en Riad o Yeda. Las gestiones paralelas reflejan diferencias importantes entre Damasco y Ammán, agudizadas jordanas de por acusaciones que Siria está apoyando una campaña de sabotaje dentro del reino hachemí.La cumbre, sirio-egipcia-saudí es clave para la campaña diplomática de Damasco porque pretende obtener el apoyo e influencia de esa monarquía y equiparar la importancia de la cuestión del Golán con la más urgente y potencialmente explosiva situación en los territonos palestinos todavía bajo ocupación israelí. Pero el tema, palestino promete convertirse en la principal preocupación de Netanyahu. Ayer mismo, en la ciudad cisjordana de Hebrón, colonos judíos capturaron un edifico de propiedad palestina para ampliar su enclave.

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