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LA UTOPÍA DE MADRID

El 'manifestódromo' se llama Molotov

José Manuel Romero

La pesadilla del alcalde de Madrid, un manifestódromo en la Plaza de Cibeles, tiene nombre: "Molotov". Un equipo de jóvenes arquitectos -entre 25 y 30 años-, metidos a utopistas, han ganado con este proyecto el segundo premio del concurso Arquitectura utópica de Madrid, convocado por el Colegio de Arquitectos y la constructora Auxini. La obra de los soñadores, irrealizable, consiste en un edificio de hormigón que se levanta en el solar del Cuartel General del Ejército. El muro alberga oficinas de las instituciones. Su fachada a la calle de Alcalá sirve de mejilla en la que los manifestantes pueden estampar sus quejas. No importa que sean tomates o huevos.La idea surgió de la costumbre futbolística. "En las bases del concurso se proponían tres solares. Uno de ellos junto a la Plaza de Cibeles. Y pensamos que allí es donde los madridistas van a celebrar sus triunfos. Esa manifestación la ligamos con otras muchas que se producen en Madrid y cuyo único sentido es que se noten para tener repercusión en los medios. Y qué mejor lugar para hacerse notar que la Plaza de Cibeles", explica María Cortina, una de las autoras del proyecto. "El acontecimiento revolucionario tiene lugar generalmente en la calle", dice la memoria.

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De los tres premiados, los arquitectos con más curriculum consiguieron el segundo puesto. María Aroca, Eleuterio Población y José Luis Arana dibujaron un un edificio institucional y futurista junto a la Plaza de Cibeles. De paso, bajaron a la diosa de la fuente y la orientaron a su proyecto arquitectónico: un salón de recepciones del pueblo de Madrid.Una puerta abierta es el símbolo de acogida del gran salón, cuyo suelo es una lámina de cristal perforada para que pasen los troncos de los árboles del actual jardín del cuartel general del ejército. "Este concurso fue como una liberación para nosotros. Nos divertimos mucho haciéndolo", dice María Aroca.

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