Netanyahu quiere reconciliar Israel antes de abordar el proceso de paz con sus vecinos
El líder derechista Benjamín Netanyahu prometió anoche continuar con el proceso de paz en Oriente Próximo, pero advirtió que su primera tarea será cerrar la enorme brecha que divide a los israelíes. "La paz empieza en casa, declaro Netanyahu en su discurso triunfal ante una multitud que coreaba "¡Bibi, Bibi, rey de Israel!". En su primera aparición desde su ajustada victoria sobre el primer ministro laborista Simón Peres la semana pasada (menos del 1%), Netanyahu también aseguró que Jerusalén quedará exclusivamente y para siempre en manos de Israel. "Lo declaro aquí esta noche: Jerusalén jamás volverá a ser dividida", dijo ante millares de partidarios que colmaron el Centro de Convenciones de Jerusalén.
Israel, afirmó Netanyahu, se ha encaminado por "un nuevo sendero de esperanza, unidad, seguridad y paz", pero destacó que los israelíes deben primero reconciliarse entre ellos. "Seré el primer ministro de todos los israelíes sin excepción. La paz será para todos. Trabajaremos juntos por un futuro mejor. La paz empieza en casa, pero es necesario extenderla", declaró."El gobierno que formaremos en los próximos días, con la ayuda de Dios, fortalecerá las relaciones con Jordania y Egipto y continuará con las negociaciones con los palestinos", dijo. "También trabajaremos para avanzar en negociaciones de paz y coexistencia con otros Estados árabes. A ellos formulo un llamamiento para que integren al círculo de paz", añadió en lo que constituyó la más específica señal de que su gobierno no abandonará el proceso de paz iniciado en Madrid en 1991. "Continuaremos con el proceso de diálogo con todos nuestros vecinos para lograr una paz estable, una paz real, una paz con seguridad", declaró reiterando los principios que guiaron su exitosa aunque extremadamente estrecha victoria sobre Peres en los comicios generales de la semana pasada.
Frecuentemente interrumpido por vítores, el discurso de media hora fue un resumen de objetivos planteados en términos generales, una alocución cuidadosamente elaborada para satisfacer a todos y que era interpretada anoche como el primer paso hacia una política pragmática cuyo principal objetivo en este momento es evitar crispar a EE UU.
Tras llamar a Netanyahu ayer por la mañana desde Ginebra, donde asistió a una reunión con líderes balcánicos, el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, admitió que puede tener que "adaptar" la política de Washington "a la nueva situación en Israel". Netanyahu, agregó Christopher, que en los últimos tres años ha realizado 21 giras por Oriente Próximo, le había asegurado personalmente sobre su voluntad "para continuar con el proceso de paz".
Netanyahu, que a sus 46 años se convertirá en el primer ministro más jóven de la historia de Israel, se abstuvo ayer de revelar los resultados de intensas consultas para formar el gabinete ministerial de 18 carteras. "El retraso se debe a que la selección se está haciendo con una lupa", dijo un asistente del líder del Likud.
En medios próximos al actual primer ministro se calificó de "absurda e indecorosa" la campaña emprendida por jóvenes ultraderechistas que están recolectando fondos para comprar "un billete de avión, ida solamente" para Leah Rabin, la viuda del primer ministro pacifista Isaac Rabin, asesinado en Tel Aviv por el extremista judío Yigal Amir hace seis meses. Al conocer la victoria del Likud, Leah declaró que estaba pensando marcharse de Israel.
Desaire a Arafat
En la primera reacción palestina al discurso de Netanyahu, la destacada parlamentaria Hanán Ashraui criticó al nuevo líder israelí por "el tono ideológicamente duro" en su referencia a Jerusalén. Reflejando el sentimiento de la gran mayoría de los palestinos, Ashraui también lamentó que Netanyahu, que poco después de anunciarse su victoria llamó al rey Hussein de Jordania y al presidente egipcio, Hosni Mubarak, no hubiera hecho lo propio con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasir Arafat. El primer ministro electo sí envió un mensaje a Malimúd Abbás, Abu Mazen, el vicepresidente de la ANP, un gesto que ha sido interpretado por los palestinos como un desaire deliberado a Arafat y una manera de subrayar que Netanyahu no reconoce la legitimidad del liderazgo de Yasir Arafat.[El primer ministro en funciones, Simón Peres, afirmó ayer que su sucesor deberá cumplir los acuerdos firmados por los laboristas con los palestinos. "Tenemos que cumplir los acuerdos aunque no no compartamos los sueños de la otra parte", afirmó Peres.
Por otra parte, el presidente sirio, Hafed el Assad, viajará hoy a El Cairo para mantener una reunión con su homólogo egipcio, Hosni Mubarak, en la que analizarán los resultados de las elecciones en Israel, informa France Presse.]
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