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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Política de vecindad

LOS PRIMEROS movimientos de Aznar en política exterior se han dirigido a nuestros vecinos, excepción hecha del encuentro con el vicepresidente norteamericano, Al Gore. España comparte con Portugal, Marruecos y Francia múltiples intereses, pero también algunos recelos. Con todos ellos necesita un entendimiento estrecho. En estos primeros contactos oficiales, desde la continuidad en las líneas esenciales de la política exterior, no se ha tratado tanto de resolver asuntos pendientes como de crear vínculos y limar asperezas. Pronto se verá si lo ha conseguido, pero en todo caso ha gozado de una buena receptividad por parte de sus interlocutores.El presidente de Portugal, Jorge Sampaio, ha destinado a España su primer viaje de Estado. Todo un gesto, previsto desde hace tiempo, que puede haber servido para mostrar a un Portugal más afín a España en temas como la reforma de la OTAN y la integración europea. Los temas conflictivos, como el del agua, han quedado para otro tipo de contactos. El nuevo clima debería trasladarse ahora al Gobierno de Guterres, al que Aznar no debe ignorar.

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Aznar pide a Chirac que dedique a más policías contra ETA

La acogida deparada a Aznar por el monarca marroquí Hassan Il y por el primer ministro Filali ha reflejado que Rabat quiere hacer un esfuerzo de entendimiento con el nuevo Gobierno, aunque no se haya entrado en temas de fricción, como la. deuda de Marruecos a España, el Sáhara Occidental o Ceuta y Melilla.

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El encuentro de ayer en París con Jacques Chirac tiene dos dimensiones principales: la europea y la de colaboración antiterrorista. Francia va a ser un aliado necesario con vistas al cumplimiento del calendario europeo hasta el año 2000 -la moneda única y la reforma de la Alianza Atlántica-, pero es una cuestión de la agenda bilateral la que exige una mayor atención en estos momentos: la colaboración en la lucha contra ETA. Aznar tiene todos los motivos para esperar una actitud más comprometida de las fuerzas de seguridad del país vecino. La detención de la activista Nagore Mugika -oscurecida en parte por la huida de Juan Carlos Iglesias, Gadafi- es satisfactoria, pero pone en evidencia que Francia sigue siendo el santuario de los terroristas y que evitarlo no es todavía una prioridad de la policía gala. Por eso ha hablado Aznar de "voluntad política". La demanda de trasladar a España a todos los etarras detenidos en Francia cuenta con el antecedente de Josu Ternera. Son asuntos que tendrán ocasión de tratar con mayor detalle los respectivos ministros de Interior, que se reúnen el lunes en París. Por el momento, el encuentro del Elíseo ha arrojado la promesa francesa de destinar más efectivos policiales a combatir a ETA.

Para los próximos días está previsto un viaje de Aznar a Bonn. Pujol ya le ha recomendado al presidente español que, en sus planteamientos europeos, se pegue a Helmut Kohl, antes incluso que, a Francia. Felipe González mantuvo con el canciller alemán una relación especialmente estrecha que ha reportado sus frutos a España. La confianza personal no es heredable en política, pero Aznar cuenta a su favor con la proximidad ideológica. Poco después, el 21 de junio, Aznar participará en Florencia en su primer Consejo Europeo. Es de esperar que después de esta cumbre Aznar mantenga la tradición de informar al Parlamento y aproveche la ocasión para precisar su visión de Europa y de las relaciones exteriores de España.

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