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La revuelta fiscal en Italia se inicia en la provincia del norte donde está Benetton

Los hechos son insignificantes, pero parece indudable que la rebelión o, al menos, revuelta fiscal de los italianos contra Hacienda comenzó hace una par de semanas en la provincia de Treviso, como quien dice a las puertas de la sede central de Benetton. Los periódicos le han dedicado páginas desde entonces, y el Gobierno de Romano Prodi ha respondido incluso con el anuncio de reformas fiscales urgentes. Curiosamente, el más escéptico frente a la revuelta parece Umberto Bossi, líder de la Liga Norte, que advierte: "Ojo con esa protesta, porque procede de personajes que trabajan para la derecha".

El descontento de Bossi es, como se verá, complejo. Por una parte, en la revuelta fiscal podrían confluir los italianos del norte y del sur, en perjuicio de la táctica de enfrentamiento radical coloreada de separatismo que desarrolla el líder lombardo. Precisamente hoy, Bossi aprovechará que se cumple el 50º aniversario de la fundación de la República de Italia para proclamar, en Pontida, un Comité de Liberación Nacional de la Padania presidido por él mismo.Por otro, es un hecho que el promotor de los incidentes registrados en días pasados en Treviso es un ex diputado de la Liga llamado Fabio Padovan, expulsado por Bossi, que fundó hace más de un año el movimiento Liberi Imprenditori Federalisti Europei (LIFE). Anteriores intentos de Padovan y los suyos de llamar la atención con manifestaciones o llamamientos al fraude fiscal declarado cayeron en el vacío. El mismo Bossi fracasó en 1992 cuando lanzó la consigna de desobediencia al pago de un nuevo impuesto sobre imnuebles.

Esta vez, sin embargo, LIFE ha dado en el clavo. El mérito es de una táctica guerrillera, sabiamente estrenada en la coyuntura favorable del nuevo Gobierno de centro-izquierda y del éxito electoral de la Liga Norte, por la que los policías fiscales que acuden sin previo aviso a un comercio o pequeño negocio se encuentran bloqueados por comandos de solidaridad espontánea hacia el investigado. Ocurrió en una joyería de Conegliano, cerca de Treviso capital, y en un taller mecánico cuyo propietario sufrió un amago de infarto. En ambos casos, socios de LIFE se tumbaron ante el coche de los policías, mientras otros les increpaban e impedían efectivamente realizar su trabajo.

La relativa insignificancia de los hechos queda compensada por la magnitud de las reacciones que han desatado. "Las revueltas fiscales son organizadas por asociaciones de nada, pero si alguien comienza a aprovechar la protesta... ", ha advertido Gian Franco Zoppas, el empresario que vendió la Zanussi de Conegliano a los suecos de Ericson. Giovanni Caberlotto, otro grande de Treviso, patrón de los calzados Lotto, es más claro: "La protesta es justa, aunque los medios sean equivocados. La presión fiscal es ya insostenible. Queremos un federalismo fiscal inmediato. El Gobierno de Prodi no se debe dormir".

El propio Giorgio Fossa, nuevo presidente de Confindustria, la asociación de todos los industriales italianos, ha respaldado estas valoraciones. "`No debemos minusvalorar el peligro de la revuelta fiscal. El Gobierno debe garantizar la devolución del 40% de los reembolsos tributarios dentro del año, tiene que unificar impuestos, simplificar los procedimientos. Basta de colas y formularios".

Al hilo de estas declaraciones se ha renovado el debate sobre si es justo que la revuelta fiscal nazca precisamente en el noreste de Italia, donde reina la pequeña empresa y la evasión ha sido siempre galopante. Un punto de acuerdo, incluso para el Gobierno, es que el sistema fiscal italiano, con sus 200 impuestos, es de una complicación inútil e injusta para el contribuyente. Lo ha reconocido el ministro de Hacienda, Vincenzo Visco, que ha anunciado la próxima supresión de una cédula sobre el IVA que debe acompañar a las mercancías en tránsito y otras medidas urgentes "orientadas al federalismo". Por su parte, el ministro del Interior, Giorgio Napolitano, ha instruido a la policía fiscal para que evite sobrecargar las pesquisas.

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Fabio Padovan, el fundador de LIFE, propietario de una metalurgia que factura menos de 2.000 millones de pesetas al año, se muestra indiferente ante estas medidas, y anuncia una gran concentración en Trieste o Brescia para el 10 de junio. Afirma que su movimiento no tiene nada que ver con los Benetton o los Lotto, los gigantes de los pequeños, "porque ellos tienen mil medios para evadir y sufren menos presión que nosotrós". "Pediremos que se supriman normas sobre seguridad en el trabajo o sobre vertidos, y una Hacienda como las de Francia o Alemania". Bossi ve con desconfianza que la protesta aparezca circunscrita al noreste, rompiendo la unidad reivindicativa de todo el norte.

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