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ELECCIONES EN ISRAEL

Netanyahu gobernará un Israel dividido sobre la paz

El líder del Likud, que ganó por la mínima al laborista Peres, entra en contacto con dirigentes árabes

El líder derechista Benjamín Netanyahu fue declarado ayer oficialmente vencedor de las elecciones generales, que revelaron con insólita claridad cuán profundamente dividido está Israel con respecto al curso y objetivos del actual proceso de paz en Oriente Próximo. El primer ministro laborista, Simón Peres, admitió sombríamente su derrota al tiempo que se comprometía a impedir cualquier intento de bloquear la búsqueda de una solución a más de un siglo de hostilidad entre árabes y judíos. Al término del recuento de poco más de 3,9 millones de votos, la Comisión Electoral anunció que el líder del Likud obtuvo el 50,41% de los sufragios frente al 49,5% del dirigente del Partido Laborista. Israel inicia una andadura tal vez más difícil en el tortuoso camino hacia la paz.

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Menos de 30.000 votos decidieron el triunfo de Netanyahu, quien a los 46 años se convertirá en el jefe, de gobierno más joven de la historia del Estado hebreo, creado en 1948. Los datos oficiales indican que el 79,7% de los electores participaron en los comicios del miércoles. Según los resultados finales, Netanyahu obtuvo 1.501.023 votos, mientras que Peres recibió 1.471.566.Vistas como un referéndum sobre el proceso de paz con los árabes, las elecciones otorgan a Netanyahu un estrecho mandato para demostrar que su política "dura" es la mejor opción que tiene Israel. El nuevo primer ministro israelí, que es más conocido como Bibi, será oficialmente proclamado vencedor en los próximos días y tendrá hasta un mes y medio para formar un gobierno de coalición con las fuerzas robustecidas de la derecha tradicional, de los partidos religiosos y del nuevo partido de los inmigrantes rusos que dirige Natan Sharansky.

El advenimiento del shabat, fiesta semanal religiosa que comienza en torno a la media tarde del viernes y que prohibe toda actividad, impidió que Netanyahu formulara declaraciones que podrían ayudar a analizar la dirección que piensa tomar su Gobierno en cuanto al proceso de paz. Netanyahu, que poco después de que se anunciase su victoria acudió a orar al Muro de las Lamentaciones, se limitó a decir a centenares de seguidores que bailaban frente a su casa de Jerusalén que "el país está en buenas manos".

Desde su residencia en Tel Aviv, Peres le había llamado por teléfono para felicitarle y desearle buena suerte, dijo un portavoz de Netanyahu. "Hay que esperar a ver qué es lo que va a pasar", dijo Peres a los periodistas al salir del hospital en el que recibió tratamiento para una leve infección en los ojos.

Netanyahu, que basó su campaña electoral cabalgando en la cresta de la ola del miedo tras una serie de atentados reivindicados por grupos fundamentalistas palestinos hace tres meses, ha jurado llevar adelante una política que garantice la seguridad de los 5,6 millones de israelíes y que consolide el absoluto control israelí sobre toda la ciudad de Jerusalén y los altos del Golán. También ha prometido impulsar el crecimiento de las colonias judías en CisJordania, dar mano libre al Ejército para que avance sobre los territorios palestinos autónomos si lo considera necesario, y mantener tropas en la ciudad palestina de Hebrón.

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"Más judíos"

"Creemos que una de las primeras decisiones del nuevo Gobierno será desarrollar este lugar [Hebrón] añadiéndole más judíos", declaró Geula Cohen, una prominente ministra en anteriores gobiernos del Likud. Según Cohen, en Hebrón podrían vivir "miles" de nuevos judíos si simplemente se les autorizara a recuperar las casas que fueron de su propiedad.Aunque Netanyahu estará rodeado de viejos halcones como Ariel Sharon, que describe con frecuencia. al líder palestirio, Yasir Arafat, como un "terrorista y criminal de guerra", analistas políticos opinan que su sentido pragmático le obligará a moderar su retórica y objetivos a fin de no irritar demasiado a los árabe ni despertar el antagonismo de Estados Unidos, principal patrocinador del proceso de paz iniciado en Madrid en 1991.

"Una mitad de los israelíes siente que la redención está finalmente al alcance y la otra que ha caído en una trampa infernal en la Tierra. Una parte celebra que se le haya extraído de una pesadilla, la otra tiene miedo de las amenazas que acechan desde la oscuridad. Unos festejan, otros lloran. Jamás hubo división tan profunda", dijo Hemi Shelev, columnista del diario Maariv.

"Visión mesiánica de Peres"

Naum Barnea, del popular diario Yedioth Ahronot, analizó así el resultado de las elecciones: "La mayoría de los líderes mundiales creyeron en la visión mesiánica de Peres. Los judíos no. No vieron el florecimiento del nuevo Oriente Próximo y los que vieron un nuevo orden de cosas optaron por alejarse de él".Netanyahu dedicó los últimos minutos de la víspera del shabat recibiendo y haciendo llamadas telefónicas. Las primeras fueron de los presidentes de EE UU y Francia, Bill Clinton y Jacques Chirac, dijeron sus asistentes. Luego Netanyahu tomó la iniciativa para ponerse en contacto con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y el rey Hussein de Jordanía, a quienes les expresó su deseo de trabajar por la paz en la zona", indicó una fuente próxima al primer ministro electo.

No hubo llamada a Arafat, aseguró la fuente sin dar explicaciones por un gesto inexorablemente destinado a ser interpretado como un desaire deliberado. Según fuentes confiables, el líder palestino estaba furioso y recluido en su residencia de Gaza.

Arafat, que había acudido a las oraciones de los viernes en la principal mezquita de la franja, guardó silencio durante toda la jornada. "No voy a hacer declaraciones", dijo el dirigente palestino a periodistas ansiosos por conocer su evaluación antes de conocerse los resultados finales Arafat lucía extremadamente pálido y fatigado. "Nuestros peores temores se han materializado" fue la escueta y sombría reacción de un importante asesor de Arafat.

"Jordania se adaptará facilmente al Likud y a Netanyahu pronosticó un alto funcionario gubernamental en la capital jordana, Armnán.

El caso de Siria, cuyo canciller Faruk al Shara advirtió esta semana que el retorno al pode de los derechistas que se opone a devolver el Golán puede desencadenar una nueva guerra en la región, es considerablemente más complicado. "Lo más probable es que se suspendan las negociaciones bilaterales de Washington, pero eso no es el fin del mundo", dijo uno de los consejeros de Netanyahu que pidió no ser identificado.

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