David Afonso fue golpeado por seis jóvenes antes de ser apuñalado en el corazón

La muerte de David Afonso, de 17 años, ocurrida la madrugada del miércoles en un ferial de San Isidro, seguía ayer sin resolver. Mientras en Getafe enterraban al joven, la policía seguía buscando a los autores, en especial al joven de chándal y pelo moreno que desató la tumultuosa reyerta. La reconstrucción de los hechos, efectuada a partir de los testimonios de quienes acompañaban a la víctima, muestra que la pelea se desencadenó por un moneda de 500 pesetas que los atacantes intentaron quitarle a una amiga de David. El relato de estos testigos, en general, describe un vertiginoso torbellino de violencia, en el que David se vio acorralado por seis jóvenes, quienes, antes de apuñalarle en el corazón, e golpearon con saña. Los testigos afiran, en contra de la policía, que en la pea intervinieron nacional-bakaladeros.

"¡Despierta, despierta!". David Afonso Correira, de 17 años, yacía en la arena del parque Arganzuela con el pecho ensangrentado y los ojos cerrados. Por un instante los abrió. Su compañera, la misma que unos minutos antes había intentado en vano sacarle del remolino de golpes tirándole de la chaqueta, le miró a los ojos y dijo: "No hables, río digas nada". La chica recordaba así el final: "A David se le escapó una lágrima, y ahí acabó todo... ". Minutos después, a la 1.55, llegaría la ambulancia del Samur. que le trasladó al hospital Clínico, donde murió.Era el fin de una breve y violentísima reyerta juvenil, con al menos 30 participantes. El motivo de la pelea fue pueril: una moneda de 500 pesetas que se le había caído a una chica en la atracción denominada la Cazuela Loca. Antes de que pudiese recogerla, un joven se la quitó. Un amigo de David llamado José Manuel Ramírez, de 23 años, que ayer presentaba diversos cortes y moratones en el rostro, se encaró al ladrón. Empezó la trifulca. "Egos chavales estaban agrediendo verbal y- fisicamente a las muchachas", dijo Ramírez. "A mí se me echaron tres encima,. ya con la olla en funcionamiento", añadió.

Fue entonces, en plena pelea, cuando irrumpió en la instalación ferial otro grupo de agresores. Al verlo, los amigos de las víctimas, que esperaban fuera a que finalizara la atracción, pasaron a la acción. Eran unos 15, entre ellos, David.

"Eran más de 20"

En este punto, los recuerdos de los chavales se tornan confusos por la profusión de golpes que, en mayor o menor medida, recibieron. Pero todos coinciden en señalar -otros testigos lo niegan- que esos otros agresores eran nacional-bakaladeros -tribu urbana definida por su fanatismo patriótico y su pasión por la música bakalao- y que fueron ellos quienes "tiraron de navaja", en expresión de Ramírez, quien enfatizó: "Eran muchos, más de 20".Todos los chavales y sus familiares insistieron también en criticar la pasividad de la policía. Según su testimonio, una patrulla permaneció, inmóvil, a pocos metros de los hechos sin intervenir y a la espera sólo de que llegaran refuerzos. Esta supuesta negligencia policial permitió, a su juicio, que después de apuñalado, David fuera insistentemente pateado en el suelo por sus asesinos.

La Policía Municipal informó el día de los hechos de que a su llegada sólo encontraron a dos heridos y a la víctima mortal. De hecho, fue esta circunstancia la que motivó ayer que el grupo socialista municipal afirmase que con "más vigilancía policial" se hubiese evitado la reyerta. "Es que cada vez que ocurren sucesos graves nos estamos acostumbrando a que venga el Samur, que es la única estrella del equipo de gobierno del alcalde", señaló el secretario general del grupo municipal socialista, José María de la Riva.

Ante estas críticas, el alcalde, José María Álvarez del Manzano, prefirió guardar silencio por considerarlas "juicios de valor no contrastados con la realidad".

La policía, por su parte prosiguió ayer la búsqueda de los autores. En la investigación intervenía tanto la Policía Judicial como la Brigada de Información. Ambos departamentos negaron la participación de los nacional-bakaladeros en la reyerta, a la que prefirieron definir como una "riña tumultuaria". Al cierre de esta edición no se había practicado ninguna detención.