Armani pacta nueve meses de cárcel en el juicio por corrupción a los modistas
Los modistas italianos piden discreción y los jueces se la niegan. El proceso por corrupción de polícias fiscales iniciado en Milán contra las principales casas de moda -Armani, Versace, Ferrè, Etro, Krizia- será televisado, según el dictamen adoptado ayer. Pero al menos Giorglo Armani no sufrirá las consecuencias de esta publicidad indeseada. Para evitarla, pactó ayer una pena de nueve meses de cárcel y 100 millones de liras (unos ocho millones de pesetas). Su caso ha quedado cerrado.
Las otras grandes figuras de la moda seguirán en el banquillo. Han rechazado la alternativa de la negociación abierta para los presuntos reos de delitos menores. El fiscal les acusa de haber pagado sobornos de entre 150 y 500 millones de liras para evitar inspecciones en sus empresas. Armani estaba en la escala inferior de estos pagos. Gianfranco Ferré, con 350 millones de liras supuestamente pagados, se acercaba a la más alta. Por Versace está procesado Santos, hermano del modista, que es el presidente y director económico de la empresa.Todos han rechazado el delito que se les imputa y se han declarado víctimas de la venalidad de los representantes de Hacienda. "Me pareció que era como pagar la cuenta del restaurante", dijo Armani en una entrevista, para explicar que el pago a los inspectores era tan habitual y estaba tan extendido que quien se resistía a hacerlo ponía en peligro la normalidad de su empresa. No obstante, Armai ha negociado para evitar que sigan las habladurías. No irá a la cárcel. La pena es irrelevante y el juez le ha concedido la condicional.
Junto a Armani pactaron ayer penas menores otros ocho acusados. Uno de ellos es contable del modista y otro el socio capitalista de Mariuccia Mandelli, que responde al nombre artístico de Krizia. Ésta, como Ferré, ha dicho que lo último es rendirse y que se medirá con la justicia. Tras los pactos, el total de acusados ha quedado reducido a 10. Ninguna de las figuras ha estado presente en cualquiera de las escasas sesiones del juicio celebradas hasta ahora. Las televisiones tampoco concedieron ayer relevancia al proceso, pese a la decisión del juez de franquearles la puerta.
Condena del separatismo
Por otra parte, Luciano Violante, el ex juez anti-Mafia al que el Polo de la Libertad se negó a votar hasta el punto de perder la presidencia del Senado que el Olivo le ofrecía, recibió ayer un aplauso unánime de los dos bloques al condenar el separatismo de la Liga Norte en su primera intervención como presidente de la Cámara de los Diputados. Fue elegido a la cuarta votación y con sólo los votos del centro izquierda. "No existe el derecho a la secesión, y quien trate de perseguirla encontrará en esta Cámara y en este presidente un impedimento absoluto. El Estado democrático tiene todos los medios, desde el consenso político hasta el uso de la fuerza, para impedir su supresión. Pero no será necesario porque las distintas partes de Italia se necesitan", dijo Violante.
La precisión es importante porque el presidente de la Cámara, como tercer jerarca del Estado, tendrá que moderar las intervenciones de Umberto Bossi, el líder de Liga Norte, que ya ayer comentó así el discurso citado: "Hemos pasado de los fascistas a un fascista. No hemos avanzado mucho".
Del resto de las fuerzas políticas sólo le hizo eco Marco Pannella, que, destacando que la presidencia del Senado y la Cámara han ido a parar, respectivamente, a un ex democristiano, Nicola Mancino, y a un ex comunista, comentó: "Es la vuelta a la unidad nacional. Antes, con el uso del terrorismo, y hoy, contra el separatismo, con el uso de la Liga".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.