El Salón del Cómic acoge una nueva generación de dibujantes españoles

El Salón del Cómic, inaugurado ayer en Barcelona, no es sólo un pequeño zoco donde durante cuatro días los aficionados pueden adquirir todo tipo de historietas y conseguir la firma de sus autores favoritos. También es un barómetro que confirma el auge o la emergencia de determinadas tendencias de mercado y creativas. La apuesta de algunas editoriales parece confirmar un tímido auge de la publicación de nuevos autores españoles.

La pasada edición del salón certificó la existencia de un público adolescente formado con la influencia de las series de historieta y de dibujos animados japoneses. Junto a ese nuevo público ha aparecido un grupo de dibujantes jóvenes que gracias a los fanzines han visto publicadas sus obras. En algunos casos estas obras han sido incluso pequeños éxitos de venta. La fórmula ha consistido en pagar al autor sólo en el caso de que hubiera beneficios y utilizar - el soporte del comic-book, un formato mucho más económico que el de las lujosas revistas de cómic, ahora en decadencia.Gracias al impulso dado por las editoriales independientes, las empresas tradicionales del sector han abierto una línea de publicaciones que permite una salida a los nuevos creadores. Planeta-De Agostini ha lanzado al mercado la colección Laberinto, dedicada a presentar la obra de autores españoles, algunos de los cuales publican por primera vez de manera profesional. Los primeros números, presentados durante el salón, son Oropel, una serie limitada de cuatro números escrita, dibujada y rotulada por Producciones Peligrosas, una marca que reúne a un grupo de autores muy jóvenes cuya experiencia se limita a la creación del fanzine rAu. En la misma colección encontramos Neck and Cold, la primera historie ta larga del guionista Cels Piñol y el dibujante Ángel Unzueta; Desafio, de Roke González; Aníbal Gris, de Jesús Merino, y Las guerras del purgatorio, de Juan Carlos Cereza y Isaac M. del Rivero, el autor con más larga experiencia de los que inician esta colección. "Intentaremos combinar la publicación de autores jóvenes con otros de mayor trayectoria profesional, pero en ambos casos lo que intentamos es establecer un puente de colaboración entre la editorial y los autores para diseñar productos que creamos que puedan adaptarse a los nuevos gustos del público", explica el coordinador de Laberinto, Antoni Guiral.

Editorial Glénat publica las obras de inspiración japonesa Yoko, de Ismael Ferrer, y Chichi Squad, de José Miguel Álvarez. En la colección Autores españoles ha editado Locura, del valenciano Bauxi, y Tracifox y el teniente Fist Fucker, de Jorge Riera. Joan Navarro expresa sus dudas sobre la consolidación comercial de esta nueva generación. "La mayoría de estos jóvenes autores han de acostumbrarse a un ritmo rígido de trabajo. Si consiguen adaptarse a este tipo de producción, el problema siguiente será plantearse si de aquí unos años les compensará económicamente seguir creando cómics. En ese momento veremos si los autores de esta generación se han consolidado como profesionales", explica Navarro.

En términos parecidos se expresa Santiago Sequeiros, candidato este año al premio al autor revelación: "Siempre ha existido una nueva generación, lo que pasaba hasta hace unos años es que los noveles apenas podían publicar en las revistas; ahora, con el auge de independientes como Camaleón, los nuevos dibujantes han podido publicar, aunque con un mínimo beneficio".

Ediciones La Cúpula, en su colección Brut, combina el nuevo cómic underground americano con la edición de autores españoles. En esta colección han, aparecido Tó Apeirón, de Sequeiros, y Brian the Brain, de Miguel Ángel Martín.