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Las constructoras resucitan sus planes de financiar obras públicas para suplir el parón del sector

Miguel Ángel Noceda

Las empresas constructoras van a recuperar de los cajones sus proyectos de financiar con dinero privado las obras públicas ante la paralización que se avecina por los recortes presupuestarios. Según las constructoras, con la financiación privada podrían iniciarse proyectos hibernados por valor de dos billones, aunque, dadas la fechas que corren, no antes de 1998. Ante eso, estudian medidas puente que puedan cubrir el parón en la licitación.

Las compañías constructoras, que están agrupadas en la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), han acogido el relevo de Gobierno con renovados bríos. Descartados ya los intentos que habían propuesto a José Borrell y dado por hecho que la obra pública va a sufrir un parón rotundo en los próximos meses (al recorte de más de 200.000 millones anunciado ya en la prórroga de presupuestos por el anterior Gobierno se va a unir ahora otro de 70.000), los constructores han resucitado los planes en los que se ofrecían para aportar financiación privada a dichas obras. Esta financiación privada, lógicamente, tendría su compensación posterior, mediante peajes en las autovías o cobro de un porcentaje en los billetes de tren.Las principales obras que se habían barajado dentro de este paquete son la denominada M-50 de Madrid (tercer cinturón en torno a la capital de España), así como la mejora de algunos accesos radiales a esta ciudad; las autovías de Guadalajara a Tudela (Navarra) y de Lisboa a Valladolid, aunque ésta cuenta con fondos comunitarios; el tren de alta velocidad de Madrid a la frontera francesa tanto por Cataluña como por el País Vasco (lo que formaría una Y con el actual AVE) y varias obras hidráulicas.

Las constructoras han estado revisando la documentación que en su día presentaron al entonces Ministerio de Obras Públicas (hoy Fomento), pero no han querido hacer ninguna manifestación hasta que se ha concretado la formación de Gobierno.

En cualquier caso, las directrices que manejan los constructores coinciden en gran medida con las que se contemplan desde el nuevo Gobierno. De hecho, ya se ha acometido al guna experiencia parecida en Murcia, comunidad presidida por el Partido Popular (PP). Esta experiencia se refiere, concretamente, al denominado peaje en la sombra. Pero el PP también ha manejado otras fórmulas como el peaje blando y el peaje mixto.

El peaje en la sombra es un sistema que consiste en un aplazamiento de la deuda en el que las empresas privadas se adjudican la financiación de la obra, así como la construcción y la explotación a cambio de que la Administración pague el peaje durante el periodo de concesión para, así, hacer frente al costo de las obras.

El blando consiste en que el usuario paga parte del peaje y la Administración otra parte y el mixto en que la Administración pone una parte de la financiación y la iniciativa privada otra.

En cualquier caso, los constructores estiman que, de aceptarse alguna de estas fórmulas, la puesta en marcha de nuevas obras no podría hacerse hasta 1998. Por ello, quieren que se estudien otras fórmulas alternativas que cubran el parón que se va a producir en estos dos ejercicios. Según sus estimaciones, podría hablarse de obras por valor de unos 250.000 millones de pesetas. Esas estimaciones apuntan que el efecto del parón en las licitaciones en 1995 fue de 400.000 millones de pesetas. Y piensan que este retraso no se va a poder recuperar por mucho que se agilicen las nuevas licitaciones.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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