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Reportaje:

"Ha llegado la hora de elegir entre el ser humano y los tanques"

Óscar Arias, el ex presidente de Costa Rica y premio Nobel de la Paz 1987, intenta que la Asamblea General de las Naciones Unidas discuta el próximo octubre una iniciativa suya para crear un código internacional de conducta sobre ventas de armas. "Es criminal que los países ricos vendan más de 20.000 millones de dólares anuales en armamento a los más pobres", declaró ayer a este periódico.Arias, de 54 años de edad, confiesa no tener demasiadas esperanzas de que el foro de la ONU apruebe inmediatamente ese proyecto suyo que significaría la puesta en acción de un Fondo para la Desmilitarización Global. "Quizá no le ha llegado aún la hora, pero es importante que se comience ya mismo, porque mañana puede ser demasiado tarde", afirma el político costarricense, que acaba de realizar una gira por países del África subsahariana de la que ha quedado "golpeado" por el nivel de pobreza que ha visto. De momento, ha logrado el respaldo de otros nueve premios Nobel de la Paz, entre ellos Mijaíl Gorbachov, Lech Walesa, el reverendo Desmond Tutu y el Dalai Lama. Pero es consciente de que las naciones con mayor peso, político y económico se muestran muy reticentes ante una iniciativa como ésta. Como muestra de las dificultades baste decir que más del 90% de las armas que se venden al Tercer Mundo proceden de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EE UU, Rusia, China, Francia y Reino Unido).

Los norteamericanos se han convertido en el primer suministrador de armamento a los países pobres, tras la desaparición de la Unión Soviética. Arias tiene palabras muy duras hacia la superpotencia occidental, que, dice, "carece de liderazgo moral y no afronta los graves retos actuales". Eliminado el comunismo, las nuevas amenazas son la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la falta de subordinación del poder militar al poder civil, el analfabetismo, la droga, la degradación del medio ambiente, "en definitiva, el no satisfacer las necesidades básicas humanas".

"Occidente se ha hecho más insensible, menos solidario, más codicioso, sin darse cuenta de que si no se atacan esos problemas de raíz no se acabará con los conflictos que se han vivido en los últimos 50 años y no habrá paz en el próximo siglo". El peor de todos, sentencia Arias, es EE UU. "El triunfo republicano en el Congreso ha llevado al Capitolio a gente que no ve más allá de sus narices, que sólo se preocupa de ser reelegido". Subraya que la ayuda norteamericana al Tercer Mundo sólo llega al 0,12% del producto interior bruto y que la política migratoria de la actual Administración demócrata es lamentable: "Uno se esperaba algo más que levantar murallas para evitar que los pobres mexicanos no puedan cruzar la frontera. En fin, derrotamos el muro de Berlín y hoy se erigen otros nuevos".

El fin de la guerra fría ha supuesto que por primera vez se registre una reducción del gasto militar en el mundo, pero no del comercio de armas. Los países poderosos se resisten a transformar la industria militar en civil, pero sobre todo, dice Arias, "ponen por encima de todo el lucro, cuando creo que ha llegado la hora de elegir entre el ser humano y los tanques". El ahorro que han supuesto los recortes militares no se ha empleado para destinar ayuda a los más pobres. "Los países ricos han utilizado los dividendos de la paz para estabilizar sus déficit fiscales", añade.

El Fondo para la Desmilitarización Global que propone Arias se financiaría con parte de ese ahorro. Las naciones más ricas destinarían un 5% de esos ahorros militares y las más pobres una aportación más modesta. El Código sobre transferencia de armas prohibiría la venta de material bélico a aquellos países no democráticos, que violen los derechos humanos, tengan una conducta agresora o incumplan el Registro de Armas Convencionales de las Naciones Unidas. Arias tiene mal concepto de quienes hoy gobiernan el planeta, que deberían centrar más los esfuerzos en prevenir los conflictos antes que tratar de resolverlos cuando no queda más remedio con el envío de fuerzas de paz: "¡Que lean más a Cervantes y Shakespeare y menos al señor Gallup, que se ha convertido en la biblia de los líderes políticos actuales, que esperan a la última encuesta para tomar decisiones dejando de lado los principios y valores humanos".

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