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Reportaje:

Clinton, el favorito de las mujeres

El presidente cuenta con el respaldo del voto femenino para asegurar su reelección

Antonio Caño

Las mujeres, como es sabido, han estado varias veces a punto de arruinar la carrera política de Bill Clinton. Basta mencionar los nombres de Jennifer Flower, la que dijo haber sido su amante y relató sus aventuras en Play Boy, o de Paula Jones, que toda vía tiene ante los tribunales una causa pendiente contra el presidente por acoso sexual, para recordar las peores pesadillas que se han vivido en la Casa Blanca. Pero las mujeres son ahora también sus grandes aliadas, y en ellas están depositadas sus mejores esperanzas de reelección. Todas las encuestas recientes muestran que Bill Clinton dobla en popularidad a su contricante republicano, Bob Dole, entre las mujeres norteamericanas. Un margen que no ha dejado de crecer desde que Clinton es presidente, y que puede resultar decisivo en las elecciones del próximo mes de noviembre.

Según un sondeo del semanario Time y la cadena CNN, Clinton tiene el respaldo del 59% de las mujeres, mientras que Dole únicamente el 34%. Entre los hombres, sin embargo, la diferencia a favor del presidente es sólo de un 2%. En otra encuesta del diario The New York Times, Clinton supera a Dole entre las mujeres en una proporción de dos a uno, mientras que los dos candidatos están prácticamente igualados entre los hombres.

Los expertos han observado una paulatina evolución de las mujeres a favor de las posiciones más progresistas del Partido Demócrata desde hace una década, aproximadamente. Pero eso nunca había llegado a convertirse en un fenómeno determinante hasta que Clinton entró en la escena política. En 1984, por ejemplo, un 56% de las mujeres votó por Ronald Reagan. Y después favorecieron también a George Bush frente a su primer rival demócrata, Michael Dukakis. Pero las mujeres le dieron ya la victoria a Clinton en 1992, cuando un 45% votó por él, y sólo un 37% lo hizo por Bush.

Los estrategas republicanos pensaron que la fama de mujeriego que Clinton cosechó en estos últimos años sería suficiente para que el presidente perdiera su poder de atracción entre las mujeres. Sin embargo, al contrario, éstas han demostrado no tomarse en serio las acusaciones contra el presidente y, en cambio, han premiado a Clinton por lo que consideran que es una actitud más comprensiva hacia los problemas de los grupos menos favorecidos de la sociedad. Eso, combinado con la alta valoración que Hillary Clinton tiene entre las mujeres trabajadoras e independientes y el contraste con la adustez de Dole, ha convertido a Clinton en el favorito de las mujeres.

"Clinton es más joven y tiene más energía. Sus ideas son más atractivas. Sus posiciones sobre el aborto y sobre la salud están mucho más cerca de lo que las mujeres queremos y necesitamos", opina Jenna Hamrick, una joven de 24 años que no está particularmente interesada en la política.

No es una cuestión de sex-appeal No es que las mujeres se sientan atraídas por un hombre con bastantes kilos de más cuyas piernas, cuando las enseña corriendo entre los monumentos, suelen ser más objeto de burla que de pasión. Se trata de las ideas que Clinton ha presentado como suyas.

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"Clinton es popular porque defiende los derechos de las mujeres", afirma Leslie Wolf, presidenta del Centro de Estudio sobre Política para Mujeres. "Frente a sus antecesores, Reagan y Bush, Clinton ha sido una bocanada de aire fresco. Además las mujeres han demostrado ser más serias que los hombres al fijarse más en las posturas que Clinton sostiene que en los rumores sin pruebas sobre sus aventuras sexuales".

Un factor importante en el apoyo femenino a Clinton es el hecho de haber nombrado en su Administración a varias mujeres brillantes en altos cargos. "Su política de nombramientos en ese sentido. ha sido un éxito.Clinton ha demostrado tratar a las mujeres como iguales, una percepción que no existía con Reagan y Bush, y que no se tiene tampoco con Dole", considera Stephen Wayne, profesor de la Universidad de Georgetown.

El relieve de Hillary Clinton en esta Administración, que muchos hombres han considerado excesivo e incorrecto, ha servido también para elevar la imagen del presidente entre las mujeres. "Hillary es el prototipo de una mujer contemporánea, con su propia carrera y sus propias ideas, y Clinton ha demostrado respetar esa carrera y esas ideas", asegura Leslie Wolf.

Las mujeres norteamericanas demuestran ser más compasivas que los hombres, y reciben mejor el mensaje del presidente a favor de los pobres, los desempleados y los ancianos. Además, las mujeres sufren más que los hombres los problemas económicos del país. "El nivel medio de ingresos de una mujer por encima de los 65 años", recuerda la portavoz de la campaña electoral de Clinton, Ann Lewis, es de 8.500 dólares al año. Por eso es lógico pensar que muchas mujeres se echan a temblar cuando escuchan a los republicanos hablar de recortes en la Seguridad Social".

Los republicanos son hoy conscientes de que la enorme diferencia de percepción sobre Clinton entre los dos sexos supone una gran amenaza para Dole, pero creen que esa percepción no responde a verdaderos criterios políticos, sino a una mera operación de imagen. "El problema radica en que no hemos sabido comunicar nuestro mensaje. Claramente esto es un gran elemento de vulnerabilidad", estima Susan Molinari, la mujer de más alto rango en la Cámara de Representantes.

La única esperanza para Dole radica en que las encuestas revelan que las mujeres siguen pensando que los republicanos garantizan mejor que los demócratas la seguridad económica. Sólo ahí podría Dole cortejar a las que ahora le son tan esquivas.

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