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EL PP LLEGA AL GOBIERNO

Cambio de papeles

González reconoció los "indiscutibles hechos diferenciales" y Aznar defendió "la solidaridad territorial" en el debate de investidura de julio de 1993

Miguel González

Mientras Felipe González reconocía "los indiscutibles hechos diferenciales que se derivan de peculiaridades geográficas, culturales, lingüísticas o del propio contenido estatutario de cada comunidad", José María Aznar proclamaba, como "prioridad absoluta, el principio constitucional de solidaridad" y anunciaba su oposición a "cualquier fórmula que ponga en riesgo o debilite el principio de solidaridad o la cohesión territorial de España".

Era el 8 de julio de 1993 y González se sometía por primera vez a una votación de investidura sin contar con mayoría absoluta. A los 159 diputados del PSOE necesitaba sumar el apoyo de los nacionalistas catalanes y, en menor medida, vascos para alcanzar la presidencia del Gobierno. Tras las elecciones del pasado 3 de marzo, han cambiado las tornas y es Aznar, con 156 escaños, quien ha buscado los votos de CiU y el PNV para llegar a La Moncloa.

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González y Aznar habrán repasado de cara a la sesión de investidura que se inicia mañana el debate que ellos mismos protagonizaron hace menos de tres años y encontrarán seguramente la forma de que no parezca contradictorio lo que dijeron entonces con lo que se ven obligados a sostener ahora, en circunstancias diametralmente opuestas. Les sería más fácil intercambiarse los discursos que pronunciaron aquel día para tener, con ligeras variaciones de tono, intervenciones muy similares a las que se escucharán mañana en el hemiciclo.

Corresponsabilidad fiscal

Es seguro, por ejemplo, que Aznar, junto al reconocimiento de los hechos diferenciales, subrayará, como hizo González, "la igualdad básica de los ciudadanos españoles en la totalidad del territorio" y pedirá, con las mismas palabras u otras muy parecidas, el máximo consenso para profundizar en el Estado de las Autonomías.Ahora, como entonces, la corresponsabilidad fiscal y la cesión de un tramo del IRPF a las comunidades autónomas (el 15% en 1993 y el 30% en 1996) será la estrella del debate. La corresponsabilidad fiscal, dijo en aquella fecha el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, "resulta indispensable en la actual configuración del Estado de las autonomías, si no queremos que las insuficiencias de recursos públicos de las comunidades autónomas se traduzcan en demandas de nueva financiación con cargo a los Presupuestos del Estado". No obstante, agregó, "la introducción del principio de corresponsabilidad fiscal ha de hacerse compatible con el principio de solidaridad".

Frente a esta propuesta, Aznar se mostró receloso, más receloso seguramente de lo que habría sido prudente a la vista de los acontecimientos posteriores: "Estamos dispuestos a estudiar fórmulas que impliquen una auténtica corresponsabilidad fiscal [pero], si la fórmula que se propone fuese la cesión o similar del 15% del IRPF, me parece que esa fórmula es más un mecanismo de gasto que auténtica corresponsabilidad fiscal".

"Dicho de otra manera" aclaró, "o hay garantía de puesta en marcha del mecanismo de solidaridad o no es aceptable que se ponga en marcha el traspaso de la recaudación del 15% del IRPF". Y sus palabras fueron acogidas con una ovación desde los escaños del Grupo Popular, según constata el diario de sesiones.

Aznar no acusó a González entonces, como haría más tarde, de pagar un peaje por el apoyo de Pujol, pero sí dejó caer una malévola insinuación.

"Es la hora de aportar y no de buscar componendas para repartirse los Presupuestos Generales del Estado", dijo, arrancando nuevos aplausos y hasta algún grito de entusiasmo entre los diputados de su grupo.

Los reproches de González a Aznar por esta alusión, que atribuyó a su "desconfianza en lo que puedia ser una dinámica de acuerdos con partidos como el PNV o CiU", los replicó Aznar con críticas al secretismo que rodeó las negociaciones del PSOE con los nacionalistas. "Usted no tiene por qué darse por aludido en relación con las componendas presupuestarias. He dicho y reitero que es hora de aportar, no de hacer componendas. Lo que se está haciendo o no, yo no lo sé, lo ignoro, usted sabrá", contestó.

Tanto Miquel Roca, de CiU, como iñaki Anasagasti, del PNV, tomaron nota del reconocimiento que hizo González del "hecho diferencial" y le instaron, en palabras del segundo, a abordarlo "en serio y con valentía". El portavoz del Grupo Catalán presentó su apoyo al candidato como una "apuesta decidida a favor de la estabilidad política" y un acto de "corresponsabilidad en la lucha contra la crisis", pero no por ello dejó de desgranar sus principales reivindicaciones: reforma laboral, revisión del Impuesto sobre Actividades Económicas, ley General del Comercio, nuevo sistema de financiación de las autonomías, adaptación de la Administración Periférica del Estado o ejecución de los traspasos pendientes, incluido el INEM.

Por su parte, Anasagasti se centró, sobre todo, en el "desarrollo pleno del Estatuto [de Gernika], transfiriendo lo que está en la ley, delegando todo lo que sea delegable y evitando duplicidades annómalas y caras", sin olvidarse de reclamar, entre otros asuntos, la participación de las autonomías en la política europea.

González reiteró sin éxito a CiU y el PNV su oferta de Gobierno de coalición y, aunque acogió con complacencia sus intervenciones, advirtió que "puede haber algunos temas que haya que aparcar porque sea absolutamente imposible llegar a un acuerdo".

El candidato agradeció al PNV el hecho de que, por vez primera, apoyase la investidura de un jefe de Gobierno y se dirigió a los escaños de CiU con unas palabras que, a diferencia de la mayor parte de las que pronunció González aquel día, le costará repetir mañana a Aznar. "Acepto el voto del grupo que representa su señoría", dijo a Roca, "como un voto que en el día de hoy no tiene absolutamente exigencia o contrapartida alguna".

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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