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EL PP LLEGA AL GOBIERNO

Marco Antonio, Bruto ¿y Julio César?

El discurso que pronunció Aznar en el Congreso de los Diputados el 8 de julio de 1993 tenía un segundo aunque involuntario autor, muerto hace ya casi cuatro siglos: William Shakespeare."Algunos dijeron que convocaba anticipadamente elecciones, a pesar de sus promesas en contrario, porque era impensable que, ante el anuncio de celebración del debate del Estado de la Nación, pudiese acudir al mismo con el informe de los peritos judiciales sobre el caso Filesa encima de la mesa. Pero el candidato señor González es hombre de palabra y hemos de creer que convocó elecciones para sosegar el país", afirmó enfáticamente Aznar.

No hacía falta tener demasiada cultura teatral. Bastaba con haber visto la magnífica película de Joseph Mankiewicz, para reconocer debajo de esta frase, que el líder del PP repitió hasta tres veces desde la tribuna del hemiciclo con ligeras variaciones, el famoso elogio fúnebre que, junto al cadáver aún caliente de César, le dedicó Marlon Brando (es decir, Marco Antonio) ante el consternado pueblo de Roma.

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Cambio de papeles

En su particular versión del drama, Aznar se atribuyó a sí mismo el papel del vengador Marco Antonio y endosó a González el mucho menos agradecido del traidor Bruto, pero no dejó claro a quién correspondía en la España actual representar a César.

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