Yeltsin desbloquea en Almaty la construcción de un oleoducto clave
Rusia, Kazajstán y el sultanato de Omán han desbloqueado un importante proyecto para construir un oleoducto desde la costa kazajstana del mar Caspio hasta un puerto ruso del mar Negro, durante la visita relámpago que el presidente Borís Yeltsin realizó a Almaty (la capital de Kazajstán) el sábado. El proyecto asegura uno de los objetivos estratégicos de Rusia, interesada en que las rutas de exportación de los recursos naturales de los países ex soviéticos pasen por su territorio, y consiste en el tendido de un oleoducto para transportar el crudo de los enormes yacimientos de Tenguiz hasta el puerto ruso de Novorossisk.
El tendido tendrá unos 1.500 kilómetros y costará casi 1.500 millones de dólares (unos 180.000 millones de pesetas). Tenguiz tiene reservas que se calculan entre 6.000 y 9.000 millones de barriles, y su explotación supondría unos 20.000 millones de dólares.En contraste con el éxito que supone reactivar el proyecto de oleoducto desde Kazajstán, Rusia teme perder el papel que le fue adjudicado en el transporte del petróleo azerbaiyano del mar Caspio, que debe ir por sendos oleoductos que cruzan Chechenia y la república de Georgia. Estos oleoductos ya existen, aunque necesitan reparaciones y la reconstrucción total de parte del trazado.
El consorcio internacional para explotar los yacimientos de Bakú estudia la creación de nuevos tendidos de oleoducto que no pasen por Rusia y Georgia debido a la inestabilidad del norte del Cáucaso, según anunció el presidente de Azerbaiyán, Gueidar Alíev, la semana pasada sin dar detalles sobre las alternativas.
Tres años estancado
El plan para transportar el petróleo de Tenguiz llevaba más de tres años estancado por desacuerdos sobre las respectivas participaciones y fue rescatado en un esfuerzo que se prolongó hasta el sábado, poco antes de firmarse el protocolo para reestructurar el consorcio encargado de la empresa. El presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbaíev, calificó de "histórico" el acuerdo y señaló que el oleoducto puede acabarse en dos años y medio. Yeltsin dijo que todos los problemas habían sido solucionados con la firma del protocolo por parte del ministro de Petróleo de Omán, sultán Makbul.En el Consorcio del Oleoducto del Caspio (COC), un 50% de la participación corresponde a ocho compañías internacionales, entre ellas las norteamericanas Chevron y Mobil, las rusas Lukoil y Rosneft, la italiana Agip y British Gas. En el otro 50%, Rusia tendrá el 24% y Kazajstán el 19%, aunque el resto de los socios soportará las inversiones financieras. Omán tiene un 7%, muy por debajo de sus aspiraciones iniciales.
Entre los conflictos que han frenado el proyecto están los desacuerdos sobre su trazado, ya que la explotación petrolera de Kazajstán compite con la de Siberia. Los intereses de los monopolios de transporte rusos chocan con los de los nuevos Estados ex soviéticos, deseosos de diversificar opciones, y también con los intereses corporativos de las multinacionales occidentales y de los gobiernos que las apoyan, como el de Estados Unidos, que ha sido muy activo en su política respecto a Bakú. La ruta del oleoducto desde Kazajstán hacia el puerto de Novorossisk, donde el crudo es cargado en petroleros, se enfrenta a las reticencias de Turquía, por la congestión del Bósforo. Por ello, es posible que el oleoducto acabe complementándose con otro que atraviese el Bósforo.
Durante su visita a Almaty, Yeltsin y Nazarbáiev firmaron una declaración de cooperación para utilizar el mar Caspio, en la que se constata la urgencia de llegar a un acuerdo por consenso entre los estados costeros (Rusia, Kazajstán, Azerbaiyán y Turkmenistán) sobre la situación legal del Caspio con el fin de regular la explotación de recursos.
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