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Reportaje:

Los 'niños buchisapos'

Los pequeños indígenas promueven la salud en la selva peruana

Helen tiene siete años y tres hermanos más pequeños. Acude a la escuela sólo los días que llueve, porque entonces los papás no van a la chacra, el pequeño cultivo que tienen en la selva amazónica peruana a varias horas de camino del poblado, en la zona de Barranquitas, departamento de Loreto. Cuando amanece soleado Helen se convierte en cabeza de familia. Se levanta temprano y prepara yuca para Euler, de cinco años, Denis, dle tres, y la pequeña Nonita, que con apenas un año no se puede poner en pie por su debilidad: está harta chupita, se le apega la mosca y tiene la rasca-rasca. Denis aún no sabe hablar, y es un ñañito buchisapo. Es imposible no reparar en su gigantesca barriguita, que los escasos purgantes no consiguen menguar. Euler, el más fuerte, padece una desnutrición que le impide alcanzar la estatura de un niño de su edad. La mayoría de los días, antes o después del almuerzo, Helen tienen que enfrentarse solita a la fiebre, los desmayos y las diarreas.Los habitantes de la Amazonia cuentan con familias numerosas y mal alimentadas, que carecen de medios para poder educarse. Así nació la idea de enseñar a los niños temas elementales de higiene y salud. El libro Manual del niño promotor, que el Vicariato de Yurimaguas pretende distribuir por la selva, va dirigido a los hermanos mayores, que como Helen son responsables del cuidado de los más pequeños.

"Nos enfrentamos sobre todo con malaría", dice Luz Guillén, de 33 años, sanitaria, misionera seglar, que vista España invitada por la ONG Setem, de inspiración escolapia." Causa muchas muertes. También leishmaniasis, bronquitis, diarrea, parasitosis. E incluso tuberculosis, porque la gente sólo come yuca, arroz, fréjol, plátano. Los centros de salud dependen del Ministerio, pero no están suficientemente dotados. Los niños tienen fiebre muy a menudo, por bronquitis o por malaria. Y faltan continuamente a clase. Hay escuelas en toda la zona, pero te das cuenta de que no saben leer y escribir".

Han confiado en los niños como elemento sanitario indispensable. "Estamos creando promotores de salud. Queremos que los niños de entre siete y 10 años puedan curar a sus hermanitos o a su familia, que sepan reaccionar con rapidez a las emergencias, limpiar heridas, preparar suero, evitar que los pequeños se ahoguen con algún hueso, tratar quemaduras, prevenir contagios, distinguir la bronquitis, la tuberculosos...

La formación consiste en concentrar a los maestros y que ellos enseñen a los niños. "Como los maestros tienen prestigio y autoridad", explica Guillén, "los padres acatarán que sus hijos aprendan primeros auxilios e higiene. Así no ocurrirán casos que hemos tenido, de padres que se indignaban porque su hijo mayor, al ver enfermo al pequeño, le había dejado bien limpito".

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