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Hospitalizado un secuestrador chino que lleva un año a pan y agua y sin hablar

Jan Martínez Ahrens

Asceta o enfermo. Xio Xai Qun, de 38 años, encarcelado desde 1992 por el secuestro de un niño chino en Getafe, ha hecho suya la ley del silencio. Desde que a finales de 1994 le comunicaron la sentencia condenatoria, el preso, antiguo miembro de la banda de los siete, no habla con nadie. A este mutismo se añade el rechazo del recluso a cualquier alimento, excepto pan y agua. Esta extraña actitud, que mantiene desconcertados a los responsables de Instituciones Penitenciarias, le ha llevado a seguir una acelerada carrera contra sí mismo, hasta el punto de que el pasado 23 de marzo fue ingresado, con sólo 35 kilos de peso, en el hospital Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares. Allí, bajo vigilancia policial, se le nutre ahora por vía entera]. -inyecciones y sondas- Los médicos sostienen que su estado físico ha mejorado. No así su estado anímico.Los motivos de su rechazo no han podido ser desentrañados por los responsables de prisiones. Su biografía, desenfrenada, violenta, plagada de saltos y amenazas, tampoco ofrece una explicación a su aislamiento universal, casi místico. Por el contrario, Ios pasos que condujeron a Xai hasta la celda muestran a un hombre que liberaba por sus cuatro costados el pálpito canalla, alguien rápido y astuto, capaz de forzar su regreso a España cuando fue repatriado a China en avión con un sorprendente método: comerse su pasaporte. Nada que ver con ese preso que sentado en el chabolo, en absoluto silencio, se pasaba las horas mirando con fijeza una hoja con símbolos chinos. Un recluso que según fuentes penitenciarias sólo se movía para ir a los recuentos y al comedor, donde se limitaba a beber agua y comer la sucinta barra de pan. ¿Qué pasó con Xio Xai Qun?

El hombre ingresó en septiembre de 1992 como preso preventivo en la cárcel de Carabanchel. La policía, según fuentes de la investigación, le había detenido por el secuestro, junto con sus compañeros mafiosos de la banda de los siete, de un niño chino de 11 años, hijo del propietario de un restaurante oriental en Getafe. La extorsión, en la que se pedía un rescate de 50 millones de pesetas, fue desbaratada con la intervención de 40 agentes.

Al principio, el discurrir penitenciario de Xai fue normal. Gracias a su dominio del castellano, el recluso participaba en las actividades de la cárcel. A finales de 1994 se le notificó la sentencia de la Sección Primera de la Audiencia de Madrid: 10 años por detención ilegal y 7 más por robo. Al poco tiempo, los funcionarios de prisiones advirtieron un cambio radical en su comportamiento: había perdido el habla y se limitaba a comer pan y agua. Por esa época fue trasladado en su condición de penado a la cárcel de Alcalá Meco. En los primeros meses, su estado físico se mantuvo asombrosamente intacto. Sin embargo, en octubre de 1995 el desgaste pudo más y fue ingresado en la enfermería de la cárcel, desde donde en marzo pasado se le trasladó al hospital.

En Instituciones Penitenciarias se desconoce el motivo de su conducta, básicamente porque e mismo afectado, tras más de un año de mutismo, jamás ha expresado lo que le ocurre. "No hay forma de hablar con él", indican las citadas fuentes. Ante esta situación se baraja su traslado a psiquiátrico penitenciario de Se villa. Xio Xai Qun, entretanto guarda silencio.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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