Triunfo y cogida
Se lo decían los espectadores, unos a otros, entre plácemes y Parabienes: "¡Vaya novillada!". Apenas se aludía a la labor de los novilleros y únicamente se hacía mención de los arrestos y la quietud del debutante Antonio Ferrera, en su faena al sexto del encierro, con el que triunfó. Un novillo con hechuras de toro, que si bien tardeó en varas más que sus hermanos, terminó por aceptarlas con empuje y codicia, embistió con casta a la franela del diestro y hasta le infirió una cornada que pudo haber tenido peores consecuencias, pues rozó la arteria.De los seis ejemplares de La Quinta, los más destacados fueron los cuatro últimos. Muy buena la pelea en varas de tercero y quinto. Alegría en banderillas por parte de tercero y cuarto. Derroche de casta y codicia en los cuatro. Sólo el que abrió plaza tuvo una embestida flojucha y mortecina y terminó entablerado. Mansurroneó algo el segundo pero, en general, fue pronto y noble.
Quinta / Belén, Pacheco, Ferrera
Novillos de La Quinta, de presencia desigual, bravos, boyantes y encastados, excepto el 1º soso y apagadoNiño de Belén: estocada (aplausos y saludos); media tendida desprendida, de peones, dobla el toro, lo levanta el puntillero -aviso- y se echa (silencio). Carlos Pacheco: estocada tendida desprendida (palmas); pinchazo y estocada desprendida (silencio). Antonio Ferrera: estocada baja, rueda de peones y dos descabellos (aplausos y también protestas al saludar); estocada desprendida (oreja). Fue alcanzado por el 6º y herido en la pantorrilla izquierda de pronóstico menos grave. Plaza de Las Ventas, 21 de abril. Menos de media entrada.
Mérito
El mérito de los tres novilleros estuvo en no arrugarse ante la casta de los bichos, sobre todo Antonio Ferrera. Sorprendió agradablemente en el último novillo. Exhibió facilidad y facultades en tres arriesgados pares de banderillas y se acopló muy bien por el pitón derecho. Por el izquierdo pudo más la casta de su antagonista y resultó trompicado. A pesar de que era visible un hilo de sangre pantorrilla abajo continuó con adornos y cambios de mano, con gusto y valor. Un pase de pecho le salió con temple y largura. No ocurrió lo mismo con el tercero en el qué anduvo ventajista y ratonero, sin poder con la casta del novillo.Sus compañeros no supieron aprovechar las excelentes condiciones de la: novillada. La nobleza y bobería del primero sólo sirvió para que Niño de Belén anduviera insistente y machacón. Mal colocado y con desgana, se puso pesadito.
Lo más destacado de la labor de Carlos Pacheco fue su intento de dar un pase cambiado, con la muleta plegada en la mano izquierda. Y, además, citando de rodillas. Le salió a medias. En el resto, su labor no pasó de discreta.
Pero, sobre todo, !vaya novillada!, ¿eh?
Babelia
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