Beirut pone los muertos
Si la acumulación de muertos pudiera servir de barómetro del desarrollo de los conflictos militares, no habría riesgo al, decir que Israel se ha hecho con la victoria. Pero en once días de bombardeos por tierra, mar y aire sobre territorio libanés, sólo han perecido oficialmente en la batalla tres soldados: un recluta del Ejército libanés, un soldado sirio y un combatiente de Hezbolá.Como en todos los conflictos desiguales, la población civil ha puesto la gran mayoría de bajas. Según las autoridades libanesas, la cifra de civiles que han perecido bajo las bombas israelíes desde hace once días asciende ya a 157. Los heridos superan la cifra de 200.
En Israel nadie ha muerto por el fuego de los cohetes Katyusha que Hezbolá ha lanzado en su actual campaña desde el sur de Líbano contra las poblaciones del norte de Israel. Muchos de los heridos israelíes incluidos en las estadísticas oficiales son civiles internados en estado de choque.
En el siniestro balance de muertos queda claro que, una vez más, el Líbano ha puesto todos los cadáveres. Y, que se sepa, ningún libanés se ha atrevido todavía a cuestionar la filosofía de defensa de su Ejército, mucho menos el de Siria, que mantiene unos 40.000 soldados sobre, territorio libanés. "Somos un país cuyas fuerzas armadas no pueden compararse con las de Israel", ha dicho el primer ministro Rafic Hariri, justificando indirectamente la actitud pasiva del ejército ante los bombardeos de la artillería israelí.
Si hubiera que guiarse por los épicos cortometrajes de la televisión libanesa, que glorifican al nuevo Ejército del Líbano, Israel tendría que haber emprendido hace tiempo la retirada del sur. Pero a falta de héroes militares, el Líbano de hoy honra solo a los mártires de la resistencia guerrillera, que aglutina a musulmanes izquierdistas e incluso a algunos nacionalistas cristianos.
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