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EL POLVORÍN DE ORIENTE PRÓXIMO

"Dios no nos ha olvidado"

Tres horas en la ciudad y el silbido de los Katyusha se dejó sentir en 12 ocasiones. Una casa resultó alcanzada de lleno, una fábrica ardió y otros edificios sufrieron importantes daños. Pero nadie fue alcanzado."Es un milagro" dice el propietario de un café donde unos pocos hombres se sientan en tomo a una mesa. "Un milagro, como cuando un cohete alcanzó nuestra sinagoga. No había nadie. Diez minutos después debía haber comenzado la plegaria y entonces hubiese estado llena. Un milagro, Dios no ha olvidado a Kyriat Shrnona".

Se me ocurre entonces decir que Dios parece haberse olvidado de las mujeres y niños de Qana muertos la víspera en un campamento de la ONU en Líbano, donde más de un centenar de refugiados perdieron la vida bajo las bombas israelíes. Un joven de unos, veinticinco años replica, con aire desafiante: "Vosotros los askenazies [los judíos que proceden de la Europa central y oriental] sólo tenéis piedad de los árabes". Le interrumpe otro de los presentes, de unos sesenta años: "Tiene razón este amigo, ¿sabes? Si esos cerdos de Hezbolá no hubiesen disparado sobre nosotros desde una posición a 300 metros del campo de refugiados, no hubiese ocurrido nada. Pero se ocultan cerca de donde hay civiles. Ganan en cada envite. Si disparan y no contestamos, siguen atacando. Pero si respondemos existe el riesgo de alcanzar a civiles".

Más información
Carnicería
Bajo los cohetes de Hezbolá

La mujer del propietario del café interviene en la discusión. "Los hombres os creéis siempre grandes estrategas. Yo sólo pienso en todos esos muertos... ¿Por qué Clinton, Peres, Asad no detienen esta carnicería? He trabajado con libaneses en un kibutz y son gente brava, como nosotros. Y también están hartos de esta estúpida guerra".

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