Bruselas acoge con ironía el recurso británico ante el tribunal europeo por las 'vacas locas'
La UE no levantará el embargo al vacuno del Reino Unido sin un plan de eliminación
Bruselas ha recibido con cierta ironía el anuncio del primer ministro John Major de que piensa recurrir ante el Tribunal de Luxemburgo el embargo sobre la carne de vacuno británica y sus derivados. En el Ejecutivo comunitario ha causado cierta hilaridad que Major haya tomado como justificante inicial de su decisión supuestas declaraciones de prensa del presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, y del comisario de Agricultura, Franz Fischler. "Esperamos que en un tema tan grave como éste Major base en algo más que recortes de prensa los argumentos que le han decidido a llevar a la Comisión Europea ante los tribunales" señalaron fuentes comunitarias.
El comisario Franz Fischler declaró a un diario austríaco que estaría dispuesto a comer carne de vacuno británico, unas palabras que Major ha interpretado como la demostración palmaria de que el embargo acordado por Bruselas no se basa en razones sanitarias y de defensa de los consumidores europeos y que su único objetivo es evitar el hundimiento del mercado del vacuno en el resto de la Unión. A las desafortunadas palabras de Fischler se une la polémica por unas declaraciones, a renglón seguido, del presidente Santer. Según The Times, Santer habría declarado: "Si Fischler lo haría, yo también". Según Bruselas, las palabras reproducidas por el rotativo británico no son exactas y Santer habría dicho: "Si la carne estuviera garantizada, yo también la consumiría. Si Fischler me lo aconsejara, yo también lo haría para dar confianza a los consumidores".La Comisión Europea cree que su decisión de impedir al Reino Unido la venta de carne de vacuno en todo el mundo tiene el aval de los científicos -así lo aconsejaron tanto el Comité Científico Veterinario como el Comité Veterinario Permanente y el apoyo político de 14 de los 15 Estados miembros de la Unión Europea. Estos apoyos han provocado que el anuncio de John Major de acudir a los tribunales para defender los intereses del Reino Unido se interprete como una reacción en clave de política interior más que como una batalla jurídica contra la Comisión Europea.
"Me parece que en el Reino Unido estarían encantados de que el tribunal tardara un par de años en emitir su sentencia", ironizó una fuente comunitaria para enfatizar el carácter de política doméstica de la decisión de John Major, que en 1997 deberá afrontar unas elecciones generales en las que la oposición laborista parte hoy por hoy como clara favorita.
A pesar de esta confianza política, Bruselas no dio ayer tanta sensación de seguridad a nivel jurídico. El portavoz del ejecutivo comunitario no quiso concretar en qué normativa se basó la Comisión para extender la prohibición, no sólo al mercado comunitario, sino al mercado mundial. A pesar de las reiteradas preguntas en ese sentido, el portavoz no citó ninguna normativa concreta y se limitó a razonar que la Comisión se basa "en las disposiciones que le obligan a velar por los derechos y la salud de los ciudadanos europeos".
La tesis de Bruselas es que si el Reino Unido puede continuar exportando carne de vacuno a terceros países, esta carne puede luego volver a entrar fácilmente en territorio de la Unión Europea. El portavoz dejó sin respuesta la pregunta más delicada de esta crisis, que hasta ahora siempre se ha quedado sin respuesta: por qué no se ha prohibido la venta de esta carne a los consumidores británicos.
La Comisión descartó ayer la posibilidad de que el Reino Unido no presente un plan de erradicación y control de las vacas locas.
Otras fuentes comunitarias descartaron con, absoluta rotundidad la posibilidad de una suavización de este embargo hasta que no se haya presentado ese famoso plan de erradicación y control de la enfermedad.
John Major ha enviado una carta a Jacques Santer en la que propone al presidente de la Comisión Europea un encuentro, bilateral el próximo fin de semana en Moscú para abordar todas estas cuestiones. Major y Santer coincidirán allí durante la celebración de una cumbre extraordinaria del G-7.
[Mientras, la caída registrada en España en el consumo de carne vacuno a raíz de la crisis de las vacas locas se ha visto compensada por un aumento en la venta de pollo. Como consecuencia de ello, el precio del pollo ha experimentado una subida del 24% en tres semanas].
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