El primer ministro libanés advierte que está poniendo en peligro el proceso de paz
El primer ministro libanés, Rafic Hariri, advirtió ayer a su homólogo israelí, Simón Peres, que la continuación de la ofensiva militar pone en peligro todo el proceso de paz en Oriente Próximo. "Israel está destruyendo Líbano y no logra acabar con Hezbolá, en realidad le está reforzando", sentenció."Israel, que ocupa una parte de nuestro país, sabe perfectamente que es imposible desarmar a Hezbolá. Nosotros no podemos hacerlo, y no lo vamos a hacer porque sería como ponernos del lado de los israelíes: convertirnos en traidores", dijo el jefe del Gobierno libanés en París.
En una entrevista publicada ayer por Le Monde, Hariri asegura que si Israel respeta el acuerdo oficioso que suscribió en 1993 con Hezbolá para prohibir los ataques contra civiles, los guerrilleros también lo acatarán, porque así se lo impondrá Siria. "Exigimos un inmediato alto el fuego y una estricta aplicación del acuerdo de 1993, que ha funcionado bien durante dos años y rnedio", añadió el primer ministro libanés, "`y una vez alcanzada la estabilidad sobre el terreno podremos trabajar en la aplicación de la resolución 425 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que pide la retirada de Israel del sur de Líbano".
Aunque evitó enjuiciar la postura estado unidense de apoyo a la operación militar israelí, Hariri desveló que había mantenido una conversación telefónica con el secretario de Es tado norteamericano, Warren Christopher, pero no dijo nada de su contenido.
En su ofensiva diplomática para intentar detener el conflicto, el primer ministro libanés fue recibido el domingo por el presidente francés, Jacques Chirac, en el palacio del Elíseo, y por el rey Hassan II de Marruecos en la tarde de ayer. Con él examinó la situación creada por los bombardeos israelíes.
La entrevista, anunciada por sorpresa ayer por la mañana, se celebró en el palacio real de Fez, donde se reunieron a solas ambos dirigentes, precisó la agencia oficial marroquí MAP. Hariri declaró a su llegada a Marruecos procedente de París que examinaría con el monarca alauí "los medios susceptibles de poner fin a la situación deplorable" que sufre su país.
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