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Entrevista:LLUÍS PASQUAL | DIRECTOR DE ESCENA

"Los cambios racionalizan el trabajo"

Margot Molina

Lluís Pasqual (Reus, Tarragona, 1951) ha querido dejar claro que el granadino es un autor "universal". En su versión de Federico García Lorca ha destilado el realismo rural del poeta. El resultado se llama Haciendo Lorca, una coproducción del Centro Dramático Nacional y el Odéon, y se estrenará el 18 en el teatro Lope de Vega de Sevilla. La obra sólo podrá verse en otras dos plazas: en el María Guerrero de Madrid (25 de abril) y en el Odéon de París (10 de junio).P. Su versión no corresponde a una obra concreta de Lorca. ¿Cómo ha llegado al texto definitivo?

R. Todo nació de una antigua ambición. Quería hacer Bodas de sangre con Nuria Espert y Alfredo Alcón, sólo a dos voces. Serían las voces de Federico. La de sus personajes femeninos, como Yerma, Doña Rosita y la madre de Bodas; y la de su parte más lunar, terrible y trágica, que haría Alfredo . El pasado septiembre nos encerramos una semana los tres para ver qué sacábamos en claro. Después volví a leer absolutamente todo lo que había escrito Lorca. Lo que me quedó fue la madre y la novia de Bodas y la búsqueda imposible del amor, un tema que me llevó directamente a Así que pasen cinco años. Además, la obra, en la que no he metido ni una sola línea de mi cosecha, tiene algo de Yerma porque sus heroínas son siempre las mismas.

P. Usted insiste en que se trata de un recital a dos voces. ¿Qué va a encontrar el público?

R. No hemos hecho un espectáculo estrictamente teatral. Está a mitad de camino entre la representación y un recital. Mi trabajo de dirección ha consistido en servir a los intérpretes. Trabajar mucho para desaparecer, cosa que no es nada fácil. El público no debe esperar nada más que lo que dice el título: Haciendo Lorca.

P. En los setenta usted puso en escena tres obras suyas. La última, Camí de nit (1976), la estrenó Teatre Lliure, grupo del que fue fundador y director. ¿Ha vuelto a escribir teatro?

R. Sólo escribí entonces, cuando tenía veinte años. Cuando puse en escena Leonci y Lena, del alemán Büchner, me di cuenta de que explicaba millones de veces mejor que yo lo que quería decir. Decidí no escribir más. Lo que he hecho después son versiones.

P. Su labor al frente del Odéon ha sido elogiada por todos ¿Por qué ha dejado su dirección?

R. Nadie debería estar más de cinco años al frente de un teatro institucional de ese volumen. No le conviene ni a la persona ni al teatro. Los cambios racionalizan el trabajo.

P. ¿Tendrá España alguna vez una institución parecida?

R. Jamás. Porque el 0déon se hizo hace 200 años y los franceses lo quieren desde entonces. Aquí no sé lo que queremos desde hace 200 años, pero desde luego no es nada relacionado con el teatro.

P. ¿Cuál es el motivo de ese desfase del teatro español?

R. El primero de todos es que caemos en el pecado del aburrimiento, el peor para el teatro. Es un hecho que necesita de participación del espectador; no es la televisión, que nos ha acostumbrado a ver proezas y maravillas y permanecer impasibles. Si nosotros estamos vacíos y no sabemos dónde mirar, ¿por qué entonces iba a estar lleno el teatro?

P. Además de ser asesor del Centro Dramático Nacional, se reincorpora al Lliure. ¿Cuál es su objetivo más próximo?

R. Estoy muy ilusionado con el proyecto que convertirá en teatro el Palau de Agricultura. Eso será en el 2000. Nos tendremos que hacer muchas preguntas: ¿qué le interesa a la gente? ¿qué les vamos a contar".

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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