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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En busca del feminismo perdido

Paloma Pedrero es una escritora que ha conseguido un prestigio laborioso en los pequeños teatros de ensayo, o cámara, o cierta periferia. Quizá haya creído que ya puede comenzar a despilfarrarlo en el teatro comercial. Digo despilfarrarlo no porque el teatro que se suele llamar comercial sea de ninguna manera despreciable o menor, sino porque no sabe hacerlo.Locas de amar, a partir del patético juego de palabras que le da título, es una obra cómica con tesis: una militancia en algo que se suele llamar feminismo con exceso de facilidad. Para trabajar el feminismo no basta con que los hombres que salen a escena sean completamente tontos; es preciso que, por lo menos, no lo sean las mujeres, aun cayendo en el pecado de maniqueísmo. Y, preferentemente, que no lo sea el estilo de la construcción teatral, del diálogo y de la dirección, aunque esto sea más difícil de conseguir.

Locas de amar

De Paloma Pedrero. Intérpretes, María José Goyanes, Juan Ribó, Cristina Goyanes, Miguel Ángel Godó, Juan Carlos Talavera, José Bau. Escenografía, Rafael Garrigós. Vestuario, Ana Rosetti. Dirección, Paloma Pedrero. Centro Cultural de la Villa, 12 de abril de 1996.

Las dos locas de amar son una madre y una hija; la locura de la madre está en que no puede olvidar a un marido pirandón; tan mal lo lleva que le meten en casa a un psicólogo que termina acostándose con ella y con la hija; que no es tal psicólogo sino un paciente, y que prefiere a la madre antes que a la hija (como testimonio personal y sin ningún valor crítico, yo no decidiría fácilmente (eso sí, por separado: la obra es muy pudorosa) entre estas dos atractivas mujeres que son las actrices María José Goyanes y su sobrina Cristina Goyanes).

El regreso del pirante desenreda la situación, y madre e hija deciden finalmente desprenderse de los dos hombres y lanzarse, ellas mismas, a la juerga extramuros: ¡se han liberado! Aunque se suponen que buscarán otros hombres en su camino, porque su vocación es muy decidida, al tiempo que muy loable. Si la obra estuviera mínimamente construida, si lo que se dice en escena tuviera alguna gracia y las situaciones fueran menos previstas, una horita sería suficiente y quizá grata.

Suficiente paciencia

Actrices y actores defienden con gana y vocación sus papeles. Sacan risas al público, sacan aplausos. Si Paloma Pedrero tiene suficiente paciencia como para observar su obra con una cierta lejanía, quizá vea ella misma sus defectos y la inconsistencia de lo creado, y pueda entrar brillantemente en la carrera del teatro para reír, con o sin tesis.

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