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Reclusos incinerados en los hornos de la panadería

Marcelo Alejandro Brandán Juárez, nacido hace 28 años y con toda una vida de cárcel por delante, pistola en mano y pincho al cinto, dirigió la semana de terror en el motín bonaerense de Sierra Chica. Quienes se opusieron a su orden de rebelión, intentaron huir o tenían cuentas pendientes pagaron con la vida. Ayer, funcionarios de prisiones buscaban entre montañas de escombros y en los hornos de la panadería restos humanos de, al menos, siete reclusos asesinados e incinerados. Hallaron varios dientes, la parte del cuerpo que aguanta más altas temperaturas. "Estamos en un callejón sin salida. Los compañeros empiezan a flojear", concluyó Brandán, y pasó el terror.

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