La mayoría de los farmacéuticos desoyó al colegio oficial y cerró ayer sus puertas al público
Ni se molestaron. La mayoría de los farmacéuticos madrileños no abrieron ayer sus establecimientos, a pesar de que el colegio profesional les había recomendado hacerlo para "no dejar desabastecido Madrid". El colegio les había recordado en una circular que este sábado venía precedido de dos jornadas festivas, Jueves Santo y Viernes Santo, días que tampoco abrieron. Los boticarios prefirieron, sin embargo, descansar. Todo ello se produce en medio de la polémica en tomo a la liberalización de horarios y aperturas de establecimientos. Algunos de los farmacéuticos que ayer no abrieron mantienen que Rosa María Lastra, la boticaria que desde hace un mes abre 24 horas, los está llevando a la ruina.
Un paseo por el barrio de Salamanca -Lastra tiene su botica en este distrito, en el número 27 de la calle del Conde de Peñalver- dejaba claro ayer que las farmacias más cercanas a la suya tenían las puertas cerradas a cal y canto. Hasta el boticario de la acera de enfrente a la del establecimiento rebelde (en el número 34 de la misma calle) había puesto el cartel de cerrado. Según varios usuarios, llevaba con la verja echada desde el jueves pasado. De los 20 establecimientos que este periódico visitó ayer en el centro de Madrid, 15 habían tomado la misma decisión. Los cierres metálicos impedían el paso al público.Uno de los pocos farmacéuticos que mantenían ayer abierto su local, y que prefirió guardar el anonimato, comentó: "Éstas son las cosas que nos perjudican. Si decidimos que Lastra nos quita el pan, no podemos ahora irnos de vacaciones a la primera de cambio. El público no lo entiende. Esta mañana, varias personas me lo han recordado. He tenido que encogerme de hombros".
El licenciado Jesús Huete (Ayala, 53), cuyo local se sitúa a unos cien metros de Rosa María Lastra, abrió ayer su establecimiento. "Estaba de vacaciones en la sierra y he tenido que venirme a Madrid para cumplir la orden del colegio. Soy un profesional y cumplo con la ley. Soy el farmacéutico más perjudicado por Lastra, he perdido más del 60% de mi clientela, pero aquí estoy al pie del cañón, porque creo en mi profesión. No podemos quejarnos de que Lastra se salta a la torera la ley y luego nosotros hacer lo mismo. Este sector necesita una reestructuración. Las cosas no marchan bien", aseguró mientras despachaba a los 10 clientes que entraron en su local en media hora.
14 dependientes a toda máquina
La farmacia de Rosa María Lastra era la que ayer más público congregaba. Una veintena de personas hacían cola a las 13.00 frente a sus mostradores. Preguntados algunos de los compradores por la razón que les había llevado a acercarse a este establecimiento del centro de Madrid, la mayoría coincidió: "En nuestros barrios no hay ni una sola farmacia abierta". Julia, vecina de la calle del Príncipe de Vergara, comentó: "Mire, debajo de mi casa hay una farmacia. Este mediodía salí dispuesta a comprar en ella los antihistamínicos que necesito, pero estaba cerrada. Me enfadé tanto que ni miré los establecimientos que estaban de guardia. Cogí el coche y me vine aquí directamente. No estaba dispuesta a dar vueltas por el barrio para nada".Rosa María Lastra reconoció ayer que el negocio le marcha viento en popa. Comenzó con dos auxiliares (licenciados) y dos mancebos (ayudantes sin carrera) y ahora tiene ya a 14 farmacéuticos contratados. "He apostado fuerte y el público, que necesita tener una farmacia abierta, ha respondido. Saben que siempre estamos a su disposición y vienen aquí. A mí me quieren obligar a cerrar [el colegio la ha denunciado ante el juez], pero sin embargo no se atreverá a castigar a los que han desobedecido su recomendación para hoy [por ayer]. ¿No dicen que la ley es para todos igual?".
Lastra asegura que, desde que abre de forma ininterrumpida, varios boticarios con botica la han llamado para anunciarle que también están dispuestos a abrir 24 horas. "Están a la espera de cómo acabará todo esto".
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