Los cabecillas del penal bonaerense de Sierra Chica impiden un acuerdo para acabar con los motines
Los cabecillas del motín de la cárcel bonaerense de Sierra Chica han impedido un acuerdo entre presos y autoridades para solucionar la revuelta que se prolonga desde hace una semana, manifestó ayer la subsecretaria de Justicia de la provincia, Carmen Falbo, a una radio de la capital. Aproximadamente 200 de los 1.064 presos amotinados en Sierra Chica cumplen cadena perpetua y dirigen su violenta protesta, secundada en mayor o menor medida por otros 10.000 en más de 15 cárceles del país, y aún activa al fracasar las negociaciones.La policía cegó con agua dos túneles descubiertos en Sierra Chica y Azul, mientras son contradictorios los datos sobre muertos, vejámenes y situación de los presidios. Familiares afirmaron que la juez María Mercedes Malere, uno de los 27 rehenes, había sido mostrada desnuda en una mesa a los delegados del Gobierno.
Los presos exigen mejores condiciones de vida y garantías de cumplimiento de las promesas efectuadas durante las cambiantes negociaciones. Advierten que si hay represalias correrá la sangre; reclaman la presencia de una comisión formada por legisladores y periodistas. Portavoces oficiales admitieron haber cedido a traslados de internos a penales convenidos cuando simultáneamente se libere a los rehenes de Sierra Chica.
Mientras, la presidenta de la asociación Madres de la Plaza de Mayo, Hebe Bonafini, de visita en Asturias, denunció ayer en Oviedo la situación de violencia que padecen los presos en las cárceles de su país, informa Javier Cuartas.
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