Un menor mata a su hermano tras una disputa por unos pantalones vaqueros
JAN MARTÍNEZ AHRENSAntonio P. B., de 23 años, murió en la madrugada de ayer a manos de Ángel, su hermano menor y preferido. El crimen se debió, según la policía, a una discusión pueril: la supuesta negativa de Antonio a dejar unos pantalones vaqueros a su hermano de 17 años. La violencia del enfrentamiento, sin embargo, hunde sus raíces en el infierno cotidiano que sacudía la vivienda del número 29 de la calle de Campotejar, en el barrio de Orcasur (Usera). Un quInto piso de puertas melladas donde las grescas familiares eran bien conocidas por los vecinos. El piso, levantado para realojar a chabolistas, es propiedad del padre, José P., un jubilado a quien la perplejidad asomaba ayer por los ojos. "No lo entiendo. Precisamente Ángel y Antonio se llevaban muy bien", acertó a decir. El hombre, enjuto y con corbata, se excusó por no hablar más. Separado de su mujer, en los últimos meses ya sólo compartía techo con Ángel, el menor de sus cinco hijos -tres hombres y dos mujeres-. El resto había dejado uno tras otro la vivienda, aunque con retornos esporádicos.
El benjamín, que ayer permanecía en las dependencias policiales, era apreciado en el barrio. Flaco, con el pelo largo y de 1,65 metros de estatura, los que le conocían le consideraban muy simpático y nada violento.
Pese a vivir oficialmente con su padre, en los últimos meses había empezado a independizarse y cada vez acudía menos al piso. Su futuro, con todo, avanzaba bajo el signo de la incertidumbre. Carecía de empleo fijo y había dado la espalda a los estudios al abandonar el internado público donde le había ingresado un familiar religioso a raíz de la separación de los padres. "Iba a su bola, pero era muy majo. Ni tomaba drogas ni nada", comentó ayer un conocido de Ángel.
El joven, siempre a tenor de las primeras versiones, se llevaba especialmente bien con su hermano mayor, Antonio, quien vivía en casa de su madre. Aquellos que conocían al fallecido le caracterizan como un hombre tranquilo y deportista, que este año había encauzado su vida tras conseguir un pequeño empleo -por el que se cortó el pelo- y acabar la prestación social sustitutoria. "Era un buen tipo, el mejor de los hermanos", indicaron los vecinos.
El miércoles, a raíz de una disputa en la casa de su madre, decidió volver, a tenor los primeros testimonios, al piso de su padre en Usera. Atravesó el portal del número 29 de la calle de Campotejar con una sonrisa y un periódico bajo el brazo.
Los vecinos, extrañados al verle, le preguntaron por el motivo de su regreso. "Vueltas que da la vida", fue la respuesta de Antonio, momentos antes de subir al ascensor. Horas más tarde llegó a la vivienda la madre.
PASA A LA PÁGINA 3
"¡Que no se muera mi hermano", gritó el menor tras el crimen
VIENE DE LA PÁGINA 1Por la noche, sobre la una, estalló la disputa por los pantalones vaqueros. Los vecinos oyeron los insultos subir de tono y salieron al pasillo para averiguar lo que ocurría. Sobre la 1.30, la tensión culminó con los gritos de la madre: "¡Mi hijo se está muriendo, que mi hijo se está muriendo!".
El supuesto homicida, que había utilizado un cuchillo de cocina, se sumó a los gritos de su madre: "¡Que no se muera mi hermano, que no se muera!". Las ambulancias y la policía ya estaban de camino.
Antonio yacía en el suelo del comedor con una puñalada mortal en el pecho y varios cortes de menor gravedad repartidos por el cuerpo. Al entrar la policía en el domicilio, el hermano pequeño aún tenía las manos manchadas de sangre. "He sido yo, he sido yo
dijo a los agentes, según la información facilitada ayer por la Jefatura Superior de Policía. El menor presentaba algunas contusiones de carácter leve, que le fueron tratadas en un centro médico.
Angel fue conducido a la Brigada de Policía Judicial de Madrid, donde los agentes de Homicidios le interrogaron. El menor, según fuentes cercanas al caso, ha reconocido su autoría y la ha atribuido a un momento de ofuscación. Hoy pasará a disposición de los jueces, quienes determinarán si queda en libertad o es encarcelado de forma preventiva (la edad penal en España aún es a partir de los 16 años).
El cadáver de Antonio ingresó ayer en el Instituto Anatómico Forense, donde se le efectuó la autopsia. La familia, que declinó hablar sobre el caso, acudió allí.
Los vecinos señalaban ayer que las disputas en la vivienda de la calle de Campotejar eran muy frecuentes y que incluso el padre había presentado varias denuncias en comisaría por la violencia de sus hijos. "Eran gente que luego, en la calle, no suponían ningún problema, pero que dentro, en la casa, sólo sabían embroncarse", comentaba un inquilino de la vivienda, que se quejaba de que "las cosas" hubiesen llegado tan lejos.
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