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Entrevista:MASSIMO D'ALEMA - SECRETARIO DEL PARTIDO DEMOCRÁTICO DE LA IZQUIERDA

"Italia no puede tener un presidente del Gobierno procesado, como Berlusconi"

Massimo d'Alema, de 47 años, secretario del Partido Democrático de la Izquierda (PDS) desde 1994, es el estratega de la campaña del centro izquierda para las elecciones italianas del 21 de abril.

Su futuro depende de que acierte en sus previsiones, ya que, si fracasara, podría sufrir la suerte corrida por su predecesor, Achille Occhetto, que dimitió tras el triunfo de la coalición de Silvio Berlusconi en marzo de 1994. El reformismo acelerado por D'Alema en el PDS, partido nacido de la disolución del Partido Comunista Italiano (PCI) en 1991, no satisface a todos sus seguidores.

Pregunta. Donde se decía obreros contra patronos o progresistas contra conservadores, hoy tenemos al Polo de la Libertad y al Olivo. ¿Cómo se contraponen?

Respuesta. La alternativa no es tan distinta a la de siempre. El Olivo es una coalición de centro izquierda, que tiene como fuerza fundamental un pártido como el nuestro, que es una pieza fundamental de la izquierda europea de inspiración socialista, junto a una parte del mundo católico y democrático, a los ambientalistas. Es una alianza necesaria por el tipo de ley electoral que ahora tenemos en Italia, y, que recoge más o menos las corrientes democráticas presentes en Europa. Nosotros estamos ligados al Partido Socialista Europeo. Es la derecha italiana la que es peculiar, porque es la suma de una derecha estatalista, que tiene su origen en el partido neofascista, y de una derecha liberista pero no liberal, en el sentido de que no está ligada a la derecha liberal europea. Me refiero al movimiento Forza Italia que nace en torno a un empresario, a su empresa y a sus televisiones. La verdadera anomalía italiana es esta derecha, porque no se entiende a qué corresponde en Europa.

P. En el plano social, ¿cuáles son los referentes de estos dos bloques? Silvio Berlusconi ha dicho que él representa la burguesía productiva frente a la burguesía política.

R. En Italia no hay una correspondencia mecánica entre bloques sociales y partidos. En Emilia Romaña, donde hay 320.000 empresas, una por cada 12 habitantes, nosotros representamos ampliamente la burguesía productiva, la pequeña empresa. La derecha tiene sus puntos más fuertes en el sur, donde no se concentra precisamente la burguesía productiva. La derecha trata de unir la protesta de la pequeña burguesía, comerciantes, una parte de los artesanos, los sectores más próximos a la revuelta fiscal, con la protesta del pueblo bajo meridional, que se siente abandonado por el Estado, porque el fin de la Democracia Cristiana y la crisis de las finanzas públicas han determinado el fin del asistencialismo. Estas dos protestas son, en realidad, íntimamente contradictorias entre sí. De hecho, la derecha en el norte promete reducir los impuestos y en el sur aumentar el gasto público. Cómo se puede hacer semejante cosa es el misterio de esta campana electoral.

P. En ese contexto, ¿qué representa Romano Prodi?

R. Prodi es un economista católico, con gran experiencia internacional y gran conocimiento de nuestro país, de los problemas de la industria, de la pequeña y mediana empresa, que representa muy bien un punto de encuentro entre la tradición de la izquierda y la de los católicos democráticos.

P. ¿Y Lamberto Dini?

R. Dini es un moderado, un hombre que ha estado con el centro derecha, un gran técnico de la finanza internacional, con amplia experiencia en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco de Italia, que ha sido ministro de de Berlusconi y jefe de un Gobierno técnico, y ha entendido que para sanear este país hay que dialogar con los trabajadores y los sindicatos. Ello le ha convencido de la necesidad de dar una mano al centro izquierda.

P. Usted es el jefe del partido mayoritario de la izquierda. ¿Por qué no se plantea presidir el Gobierno?

R. Yo soy el secretario del partido que probablemente hoy. es el primero de Italia. Pero nuestra coalición ha nacido así, como una opción más amplia que una simple alianza entre partidos. El Olivo se formó en tomo a Prodi, que es candidato a presidente del Gobierno en tanto que líder del Olivo. Si yo me propusiera ahora como presidente del Gobierno tendría que desvirtuar una estrategia que he construido pacientemente, y seguramente condenar la izquierda a la derrota.

P. ¿Y en el futuro? ¿Se siente frente al Gobierno como el médico que dice "yo nunca seré cirujano"?

R. No, pero creo que antes me corresponde otra tarea, construir finalmente en Italia una gran fuerza de inspiración social democrática, laborista. Luego, no excluyo nada. Creo que llegaremos a una situación normal en la que los líderes de los partidos mayoritarios seremos los candidatos a gobernar.

P. Berlusconi sí es candidato. ¿Cree que podrá presidir el Gobierno?

R. Por amor de Dios, es completamente impensable. Yo respeto sus problemas judiciales, pero Italia no puede tener un presidente del Gobierno procesado, ni un presidente del Gobierno que se otorgue a sí mismo las concesiones televisivas. El mismo Berlusconi sabe perfectamente que, aunque venza en las elecciones, no podrá gobernar, al menos durante un cierto tiempo.

P. Y Fini, ¿podría presidir el Gobierno?

R. No creo, al menos en otros 10 años, debido a que su proceso de revisión del partido neofascista, que yo pienso que hay que animar, ha comenzado demasiado recientemente. Creo que el propio Fini es consciente de esto.

P. ¿Qué resultado electoral prevé?

R. Bueno. La situación no está aún definida, y hay que tener en cuenta que tenemos dos leyes electorales, una para la Cámara y otra para el Senado. Estoy bastante convencido de que en el Senado tendremos mayoría. Casi la tuvimos en el 94, aunque perdimos las elecciones y, esta vez, como las venceremos, en el sentido de que tendremos más votos que ellos, en el Senado caben pocas dudas. En la Cámara es distinto, porque allí la ley electoral es distinta y la situación es más incierta.

P. En caso de victoria del Olivo, ¿se contarán los votos para ver si el primer ministro es Prodi o Dini?

R. Si hubiera que esperar a las urnas, entraría en liza también yo, que tendré un 23% o un 24% de votos. No. Hemos, decidido que el candidato es Prodi y basta.

P. ¿Y si hubiera empate entre la izquierda y la derecha?

R. En mi opinión, tendremos que ponernos de acuerdo y cambiar la ley electoral, porque una ley electoral que produce empates debe ser cambiada. Y luego se vuelve a votar.

P. Berlusconi excluye ese acuerdo.

R. Berlusconi es un hombre muy simpático, pero no se le puede hacer caso. Yo intenté, llegar a un acuerdo para hacer las reformas antes de estas elecciones, lo que hubiera sido prudente. Pero él, en un cierto momento, me dejó en la cuneta, tras haber dicho, y creo que sinceramente, que quería el acuerdo. Fini le tiró de la manga y lo llevó hacia otra parte. Ahora dice que, si de las elecciones de abril no sale mayoría, se volverá a votar en junio, pero es uña afirmación tan terrorífica que no puede ser tomada en serio. Pura propaganda para parecer más duro.

P. ¿Tiene razón Bossi cuando dice que izquierda y derecha están ya de acuerdo para hacer las reformas sin la Liga Norte.

R. No está equivocado, porque yo espero vivamente que el Olivo tenga la mayoría y creo que, en este momento, es la posibilidad más probable. Los otros pueden, como máximo, empatar.

P. Pero los 20 o 30 diputados de Humberto Bossi, ¿podrían inclinar la solución en un sentido u otro?

R. Espero que no, porque no se puede confiar en Bossi. Como espero que el Olivo, gobernando, dé una respuesta positiva a las razones de la Liga, que plantea problemas justos, aunque de modo equivocado. Un Gobierno que dependa de Bossi sería una desgracia.

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