El coche desactivado en Madrid tenía la mayor carga explosiva usada por ETA
La carga explosiva del coche bomba de ETA explosionado el pasado día 20 por efectivos del Cuerpo nacional de policía frente a un hipermercado y una comisaría de Policía, en el distrito madrileño de Hortaleza, tenía una capacidad destructiva equivalente a 120 kilos de explosivo, la mayor utilizada hasta el momento en la capital de España por la banda terrorista, según indicaron fuentes policiales. El vehículo fue desactivado después de que dos llamadas en nombre de ETA anunciaran su colocación.
El director general de la Policía, Ángel Olivares, señaló ayer en Toledo que el coche "tenía una carga explosiva superior a ningún otro colocado en Madrid" y subrayó que de no ser por la actuación policial la bomba habría provocado "un atentado sin duda alguna muy sangriento".Los análisis de los técnicos de explosivos de la Policía han determinado que el coche tenía 40 kilos de amosal, y no 25 como se estimó inicialmente, junto a cartuchos multiplicadores y cordón de pentrita, lo que provocaría un efecto destructor equivalente al de 120 kilos de amosal.
Las fuentes policiales añadieron que la bomba no tenía ningún fallo y que estaba preparada para ser activada por control remoto, lo que no llegaron a hacer los terroristas por alguna razón que se está investigando y que les obligó a llamar horas después para informar de su ubicación.
El vehículo, un Citroen ZX, estaba aparcado junto a una de las puertas del hipermercado y a escasos metros del complejo policial de Canillas, donde tienen su sede los servicios centrales del Cuerpo Nacional de Policía.
Una de las hipótesis más probable que manejan los investigadores es que los etarras no pudieron consumar el atentado debido al efecto de los inhibidores de frecuencias de radio con que cuenta la Policía y que neutralizan las órdenes de los mandos a distancia.
El efecto destructor de la bomba preparada por ETA en este lugar es muy superior al del coche bomba colocado el 19 de junio de 1995 junto a la Plaza de Callao, en Madrid, que estaba cargado con 60 kilos de amosal en su interior, y al del vehículo con el que la banda intentó matar al presidente del Partido Popular, José María Aznar, cargado con 25 kilos de la misma sustancia. En su atentado más sangriento, cometido en 1987 en el Hipercor de Barcelona, ETA utilizó 30 kilos de amonal, gasolina y otras sustancias que causaron la muerte de veintiuna personas.
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