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Amedo dice ahora que ni el secuestro de Marey fue un error ni ha cobrado fondos reservados

Amedo rizó el rizo. Parecía imposible que después de haber declarado una docena de veces en el caso GAL pudiera aportar novedades y, sin embargo, lo hizo. El ex policía, condenado a 108 años de cárcel por seis asesinatos frustrados, dijo ayer en el Tribunal Supremo que el secuestro de Segundo Marey no fue un error, en contra de lo que él mismo y otros seis acusados han declarado en el sumario. También sugirió que los 200 millones que les fueron pagados en Suiza a su mujer y a la de Michel Domínguez procedían de empresarios vascos y no de los fondos reservados de Interior. Por último, agregó que personas próximas al ex ministro del Interior José Barrionuevo le habían ofrecido mucho dinero por cambiar su declaración.

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Las modificaciones en la declaración de Amedo, según fuentes jurídicas, no tendrán grandes repercusiones en el proceso, ya que los puntos en los que el ex policía ha rectificado ahora están avalados por otras pruebas.Las mismas fuentes consideran que, con su actitud de ayer, Amedo sólo pretende recuperar los 350 millones que él y Domínguez tienen bloqueados en Suiza. Hace algunos meses, ya intentaron que Garzón firmase una resolución para recuperar el dinero, pero el fiscal se opuso y el magistrado se negó.

Ayer, el ex policía más famoso de España intentó continuar con esa estrategia y sólo consiguió reducir un punto más su ya menguada credibilidad.

Sin aportar siquiera una prueba, Amedo sostuvo ante el juez Eduardo Móner que el secuestro de Segundo Marey, la primera acción asumida por los GAL, no fue un error, sino un encargo realizado a unos mercenarios por "otro cuerpo policial", en referencia a la Guardia Civil. Según su versión, Marey acabó en manos de los policías, y no del instituto armado, "porque pagaban mejor".

Amedo ofreció detalles que, según dijo, le había contado Raymond Sanchís, uno de los mercenarios que ejecutó el secuestro: mientras la policía planeaba secuestrar al etarra Mikel Lujúa Gorostiola, el "otro cuerpo policial" pretendía convertir a Marey en confidente, puesto que trabajaba para la cooperativa Sokoa, donde se encontraría documentación y armas de ETA.

Esta versión contradice sus manifestaciones anteriores y choca con las declaraciones de otros procesados en el caso.

El ex subcomisario aportó otras novedades. Amedo, que comparecía a petición del abogado del ex secretario de Estado para la Seguridad Rafael Vera, Manuel Cobo del Rosal, sugirió que los 200 millones que su mujer y la de Domínguez ingresaron en una cuenta en Suiza fueron proporcionados por dos empresarios vascos que los habrían canalizado a través del Ministerio del Interior.

Amedo no negó con rotundidad que el dinero procediera de los fondos reservados. Se limitó a explicar que hace un mes se reunió en un restaurante de Madrid con dos empresarios vascos, quienes le comunicaron que habían estado ayudándole con grandes sumas de dinero para compensar sus sufrimientos.

Empresarios vascos

El ex policía se negó a revelar la identidad de estos empresarios, por motivos de seguridad, según dijo. Ni siquiera aportó el nombre del restaurante en el que se reunió con ellos o si fue comida o cena. Ni especificó si el dinero que le habrían proporcionado eran los 200 millones bloqueados en Suiza.Cobo del Rosal llegó a decir tras la declaración de Amedo que entendía que el delito de malversación de caudales del que Vera está acusado se ha caído. Sin embargo, los abogados de la acción popular, José Luis Galán y Teodoro Mota, consideraron que Amedo sólo intenta "justificar los millones de Suiza para tratar de recuperarlos y, de paso, echar una mano a Vera".

La última novedad aportada por Amedo consistió en afirmar que personas próximas a Barrionuevo le habían ofrecido una importante cantidad de dinero por cambiar su declaración. La defensa del ex ministro le preguntó si había sido el propio Barrionuevo quien le hizo la oferta, a lo que Amedo contestó que no.

Aunque le fueron requeridos otros datos sobre la identidad de quienes le hicieron el ofrecimiento, la cuantía de la oferta, o el lugar y fecha en que le fue formulada, Amedo se cerró en banda y sólo aclaró que se produjo entre la declaración de diciembre de 1994 y ahora.

Amedo negó que haya sido financiado por el polémico empresario José María Ruiz-Mateos y dijo que sólo mantiene relaciones profesionales con él. También negó que la defensa de Vera le haya pagado por exculparle del delito de malversación.

En su comparecencia ante el Supremo, Amedo mantuvo su habitual estilo bravucón. Empezó pidiendo que le leyeran la declaración que prestó ante Garzón, alegando que ha transcurrido más de un año y su memoria flaquea. Sin embargo, cuando el abogado José Luis Galán le interrogaba sobre aspectos del secuestro de Segundo Marey, el ex policía, en tono despectivo, contestó en varias ocasiones: "Consta en el sumario". Incluso se permitió apuntillar una vez: "Hay que traerse leído el sumario".

Como el defensor de Julián Sancristóbal, José María Stampa, se mostró insistente para aclarar uno de los extremos de la declaración, Amedo le preguntó: "¿No me entiende? ¿Es que hablo inglés? No lo sé".

Una versión inverosímil

La nueva versión facilitada ayer por Amedo de que el secuestro de Segundo Marey no fue un error, raya en lo inverosímil. Amedo trata de hacer creer al juez que en el último año se ha entrevistado con el mercenario Raymond Sanchis, uno de los autores del secuestro y que éste le dijo que la operación fue encargada por otro cuerpo policial, en referencia a la Guardia Civil, pero que fue entregado a la policía porque pagaba mejor.La nueva versión de Amedo no explica cómo se negoció la entrega con la policía en lugar de la Guardia Civil, dado el escaso tiempo transcurrido entre el secuestro y su traslado al puesto fronterizo de Dantzarinea (Navarra).

Desde Dantzarinea, según consta en el sumario, la guardia civil llamó al delegado del Gobierno en Navarra, entonces Luis Roldán. Y éste advirtió a Vera de que el secuestrado no era el etarra Mikel Lujúa, sino Marey. Y Vera avisó a Bilbao del error.

Además, las declaraciones en el sumario de Julián Sancristóbal, Ricardo García Damborenea, Francisco Álvarez y Miguel Planchuelo, entre otros, confirman que fue un error. Sólo así se explican de forma coherente las llamadas telefónicas que se produjeron la noche del 4 de diciembre de 1983 entre Barrionuevo y Vera por un lado y los responsables de la Jefatura Superior de Bilbao.

Sobre la versión de que el dinero de Suiza era de empresarios vascos, las declaraciones de su mujer y la de Domínguez, los viajes a Ginebra de Juan de Justo, Félix Hernando, Aníbal Machín o Rafael Yuste, y otras pruebas indicarían que el dinero salió de la cuenta de fondos reservados de Interior en el Banco de España.

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