Falta la letra
El actual sistema de financiación autnómica está a punto de concluir. Su vigencia está prevista para los años 1992 a 1996 y, salvo que decida prorrogarse un año más, debería presentarse uno nuevo para el año que viene. La tarea no es desdeñable, ya que se trata de un complejo mecanismo que pretende equilibrar las transferencias que realiza el Estado a cada una de las comunidades autónomas de acuerdo con unos criterios de reparto y según unos límites.
Se requiere además el acuerdo de todas ellas -salvo el País Vasco y Navarra, que se rigen por un concierto especial-, lo que supone una dificultad de orden político. El tiempo corre y los diversos expertos consultados consideran que el medio año escaso que quedará después de la formación del nuevo Gobierno es insuficiente. En su programa electoral, el Partido Popular se compromete a poco, ya que se limita a enunciar que el nuevo sistema debe "garantizar a las comunidades autónomas el automatismo de la financiación y la suficiencia financiera, teniendo en cuenta la necesidad de garantizar en todo caso la solidaridad interterritorial". La música está. Ahora sólo falta ponerle la letra.El programa de Convergencia i Unió, que propone elevar del 15% al 30% la participación en el Impuesto sobre la Renta de la Personas Físicas, es, sobre el papel, más concreto. El nuevo sistema debe permitir, a su juicio, la desaparición de las desigualdades de financiación entre comunicades autónomas y un acercamiento claro y efectivo del nivel de recursos que poseen las autonomias con régimen foral.
