Abierto al futuro
El XV Festival Internacional. de Orquestas de Jóvenes se ha anticipado a la Semana Santa y entonces el ambiente de la ciudad parece más sosegado y mayor el protagonismo del certamen, uno de los de mayor eficacia de cuantos se celebran en España.
Concurren esta vez al certamen orquestas juveniles de Rusia, Austria, Alemania y Polonia junto a las formaciones de Murcia y Cartagena y las actuaciones se desparraman por toda la región: la capital, con su excelente Auditorio de García de Paredes, Cartagena, con su Centro Cultural, Lorca, Cieza, Yecla, Jumilla, Alhama, Torre Pacheco, Ceutí, Águilas y Benaiján.
Tras la apertura por el Grupo Universitario de Moscú y los de Murcia y Cartagena, la Sinfonietta Baden de Austria hizo música de alto vuelo con la colaboración de dos solistas de brillante porvenir: el pianista británico Nicholas Carthy y la violinista de Moding Martha Khadem-Missagh en sendas versiones de Beethoven (Segundo concierto) y Schubert (Rondó) además de un bello adagio del austríaco Kratschwil (1934) y la Sinfonía la reina de Haydn. Dirige a los músicos de Baden un maestro poco más que veinteañero, con un instinto, un saber y una comunicatividad expresiva de primer orden con lo que el éxito fue total dentro del clima de este festival ajeno a toda convención y protocolo.
También son excelentes instrumentistas los jóvenes de la Academia de Bidgosz, Polonia, capaces de exhibir auténtico virtuosismo en la Sinfonía simple de Britten, de colorear con viveza y ritmar con precisión las Danzas griegas, de Skalkotas o de resolver cuanto demanda el polaco Gorecki en su Concierto para piano. Protagonizó la versión el pianista de Poznam Maciej Szyner, mientras su compatriota el violinista Pavel Rodzinski asumió la parte principal del Concierto en re de Mendelssohn, todos ellos bien guiados por Dimitri Ashkenazi (Leningrado, 1965), que hace cinco años fue aquí premio de viola en los concursos paralelos a los conciertos. A ellos hay que sumar la Muestra de música contemporánea, atenta en la presente edición a la conmemoración del cincuentenario de Manuel de Falla. Tiene el festival murciano el sello inequívoco de lo universitario, mantenido por su director artístico, el profesor González Cutillas y apoyado por los organismos comunitarios, municipales y financieros.
No cuenta, por lo mismo, la explotación de imagen sino lo más sustancial: hacer obra útil y con futuro. Finalidades que cumple, con brillantez y consistencia la llamada que cada año hace Murcia a las jóvenes orquestas europeas.
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