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Una venganza contra la convivencia

La acción de 300 legionarios enturbia el clima entre las comunidades de Melilla

Luis Barbero

En un punto están todos de acuerdo: alguien incitó a los 300 aspirantes a legionarios a ir el pasado domingo por la tarde al barrio melillense de El Polígono a vengar la muerte de un compañero. ¿Quién? Ahí está la clave. Unos, los agredidos, hablan de órdenes de jefatura. Otros, Comandancia de Melilla, Gobierno de la ciudad y Delegación del Gobierno, apuntan a algún cabo de la vieja escuela, de los que lleva 20 años en la Legión y no se ha enterado de los cambios.¿Pistas? Pocas. Lo único cierto es que el domingo por la mañana los reclutas del cuartel del Tercio del Gran Capitán supieron que esa madrugada un compañero había muerto apuñalado en el pecho tras una discusión cerca de un bar. El jefe del cuartel, después de la misa y antes de que los soldados saliesen de permiso, pidió calma y les dijo que el suceso se estaba investigando. Este mensaje no fue suficiente y en la calle comenzó a fraguarse la ocupación de El Polígono, zona en la que conviven musulmanes, cristianos y hebreos.La sospecha de que pueda haber algún suboficial implicado en la incitación se fundamentan en que la mayoría de los chavales que participaron en los disturbios apenas llevaban 15 días en Melilla. "¿Se puede creer alguien que un joven tenga en este tiempo tan arraigado el espíritu legionario?", se pregunta un representante del Gobierno de Melilla.

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Y es que quienes vieron la imponente marcha de los 300 legionarios por las calles melillenses afirman que, entre tanto joven, destacaba algún que otro veterano que llevaba la voz cantante.

Junto al clásico A mí la Legión también se podía escuchar Ni un paso atrás. Y para atrás no fueron. Al contrario. Hacia delante, hasta llegar a una placita en la que irrumpieron por dos calles, llevándose por delante las sillas y las mesas de los cafetines y rompiendo los cristales de coches y locales.

Mohamed, de 43 años, propietario de uno de los cafétines atacados, recuerda que "de golpe y porrazo llegaron, rompieron todo, y se fueron. gritando ¡A por el moro!. Mohamed, español de origen bereber, es decir, "de segunda", según afirma, cree que "los legías venían organizados, porque no es fácil reunir y trae aquí a 400 tíos". ¿Responsables? Apunta alto: "El jefe del cuartel de ese día".

Frente a esta tesis, la Comandancia de Melilla sostiene que fueron los propios oficiales del tercio los que acudieron a El Polígono, alertados por la policía, a poner fin a los disturbios. Ademas, se arrestó a 180 legionarios cuya participación en los hechos quedó demostrada.Sea quien fuere el que encendió la mecha, la investigación para depurar responsabilidades, está en marcha. Dos jueces -uno, militar y otro civil-intentan identificar a los participantes en los actos vandálicos.

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Unos actos que han Venido a enturbiar la imagen de sosiego que Melilla se había ganado a pulso en los últimos años. Este incidente, como dice el presidente de la ciudad, Ignacio Velázquez, echa abajo el trabajo realizado últimamente por la convivencia entre las distintas comunidades de Melilla: cristianos, musulmanes, hebreos e hindúes.

Aprecíacíón en la que coincide Abdelkader Mohamed, coordinador de Izquierda Unida en Melilla: "Este hecho viene a enturbiar el camino de la tolerancia", afirma. No obstante, Abdelkader, que destaca la incomprensión que hay en la Península respecto a Melilla, enfatiza que es imprescindible "seguir avanzando en la convivencia. El incidente no puede ser un parón", concluye. Que así sea.

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Sobre la firma

Luis Barbero
Es subdirector de Actualidad de EL PAÍS, donde ha desarrollado toda su carrera profesional. Ha sido delegado en Andalucía, corresponsal en Miami, redactor jefe de Edición y ha tenido puestos de responsabilidad en distintas secciones del periódico.

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