Alerta roja para salvar el lince ibérico
Sólo quedan entre 500 y 1.000 ejemplares del carnívoro más amenazado de Europa
Quedan entre 800 y 1.000 linces ibéricos en la Península. Y no hay más en el mundo. "Quizá esa cifra sea generosa y haya que ser más realista y hablar de entre 500 y 800", dice el máximo experto en España, el biólogo Miguel Delibes, ex director de la Estación Biológica de Doñana. "Si no cambian mucho las cosas, no creo que sobreviva más de 30 años", vaticina Theo Oberhuber, secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental (CODA). Este felino es uno de los animales más bellos de la fauna ibérica y el carnívoro más amenazado de Europa.
El territorio por donde se mueve el lince se ha reducido a un 10% desde principios de siglo. Ahora sólo quedan poblaciones importantes en Sierra Morena, Montes de Toledo, Doñana y su entorno, y las sierras del sur de Salamanca y norte de Cáceres, junto a la frontera con Portugal (país donde sobrevive medio centenar). El Ministerio de Agricultura, la Estación Biológica de Doñana y los Gobiernos de Andalucía, Castilla-La Mancha, Extrema dura, Castilla y León y Madrid acordaron a finales de febrero juntar esfuerzos y coordinarse mejor para salvar este animal. La UE también se ha movilizado. De los fondos Life han llegado dos millones de ecus (354 millones de pesetas) para impulsar la protección de la especie. Además, ahora se quiere reactivar el centro de cría en cautividad que el lcona abrió en Doñana a finales de 1992, y que ha resultado un fracaso. Su objetivo era que nacieran entre seis y ocho cachorros anualmente, pero en tres años largos ningún animal ha nacido; es más, el centro nunca ha tenido más de tres ejemplares, y con serias minusvalías. Para colmo, según cuenta Alberto Larramendi, director en funciones del Parque Nacional de Doñana, se les ha muerto el macho, y ahora sólo tienen tres hembras.
Capturar machos
Larramendi explica que el objetivo es conseguir en dos meses el consenso para capturar dos o tres machos en estado salvaje y poder llevar a cabo algún plan de reproducción en cautividad en Doñana. Todo son obstáculos para el futuro del felino. Hasta ahora nadie ha con seguido que críen entre rejas. Félix Rodríguez de la Fuente también lo intentó sin éxito.
Jesús Garzón, secretario general del Fondo Patrimonio Natural Europeo y otro gran conocedor del lince, hace un balance positivo de los tres anos que lleva esta organización trabajando en su plan de recuperación del lince en la sierra de Gata-El Rebollar (Cáceres-Salamanca), donde se estima que hay medio centenar de ejemplares. Su intervención se basa, sobre todo, en mantener rebaños de cabras para salva guardar el hábitat que parece más propicio al lince (monte mediterráneo poco espeso) y la suelta de más de 500 conejos, base de su alimentación.
Y es que el conejo supone el 85% de la dieta del lince -necesita uno por día; tres, si son hembras criando-. Dos enfermedades, neumonía y mixomatosis, han diezmado la población de este animal, lo que ha supuesto un duro golpe para el lince. Además, las actividades cinegéticas siguen estando detrás de casi el 90% de las muertes de linces (55% por cepos y lazos, 25% disparos, 4% perrosde caza y 3% trampas). Los atropellos en carretera representan casi un 5% de las muertes. Delibes declara que, aunque su captura se prohibió en 1966, sigue habiendo cazadores que persiguen linces para obtener el trofeo "que les falta en su colección".
A estas amenazas se suma la constante degradación y parcelación de su territorio, por incendios, abandono del campo, reforestaciones sin criterio (como una de la semana pasada en Cáceres que arrasó 200 hectáreas de reproducción del lince, según denuncia la CODA) y construcción de carreteras, embalses o vías de ferrocarril. La fragmentación conduce a la endogamia y deterioro genético. Incluso en terrenos tan vigilados como Doñana y su entorno el número de muertes sigue siendo preocupante: diez el año pasado. Sin embargo, es una de las pocas zonas donde aún cabe el optimismo, pues en 1995 nacieron 19 cachorros.
"No hay un minuto que perder", avisa Juan Carlos del Olmo, secretario general de Adena / WWF. Concluye Delibes con una cruda reflexión: "Dicen que los 300 millones del Life es muy poco. Pero es medio millón por lince. El gran problema es no saber optimizarlo. Llevo 20 años en esto y me siento como dando golpes contra una pared. Un poco desesperado. No sabemos bien lo que hay que hacer para salvar el lince. Y es culpa de todos".
El trío emblemático
Lince ibérico, oso pardo y águila imperial forman el trío emblemático de la fauna ibérica en peligro. Miguel Aymerich, técnico de la Dirección General de Conservación de la Naturaleza, subraya la diferencia del lince ibérico. "El nuestro, el Lynx pardina, es mucho más pequeño; el europeo, que habita en Francia, Suiza, Escandinavia y, sobre todo, el este europeo, pesa casi el doble y su comportamiento es más parecido al del lobo. Mientras el lince ibérico se alimenta fundamentalmente de conejos, el europeo come animales más grandes, incluidos corzos y rebecos".Oso pardo y águila imperial también se benefician de las ayudas del Fondo LIFE. De oso pardo quedan unos ochenta ejemplares en la Cordillera Cantábrica, más algún animal suelto en los Pirineos. El número se encuentra estancado desde hace años. Theo Oberhuber, secretario general de CODA, dice: "Aunque es muy grave que desaparezca el oso pardo de España, quedarían en otras zonas del mundo. Pero, el lince ibérico, si desaparece de aquí, desaparece de la Tierra".
Parejas de águilas imperiales quedan pocas -130 parejas reproductoras-, pero la tendencia es a la recuperación, aunque lenta. En 1985 se localizaron 103 parejas, y 126 en 1989.
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