_
_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El canto más libre

Rimitti

Rimitti (voz y gellal), Saïd Hadjadj (derbuca), Abderraman Abdel Mournen (percusiones), Bagdad Mimouni (flauta solista), Moharned Hamnache (flauta segundo), Zorha Harnadouche (bailarina). Sala Caracol. Madrid, 9 de enero.

Le lanzaron un "guapa" desde el público y se cubrió el rostro con las manos tiznadas de henna, emocionada por el cariñoso recibimiento. Algún que otro "olé" y contadas palabras en castellano, que aprendió de los españoles que vivían en Orán durante los años cuarenta -muchos de ellos refugiados del franquismo-, lo único que dijo la septuagenaria Rimitti. Lo demás fue cantar. Lo hizo con jadeos y jugando con onomatopeyas rítmicas; con esa voz áspera, casi masculina, y algo rota por el paso de la vida. Ella sabe mucho de sufrimientos: quedó huérfana muy pequeña y salió adelante fregando suelos.Cuando no era cuestión de porcentajes de participación para las mujeres ni se discutían asuntos como la discriminación positiva, Rimitti ya daba la cara pese a que las dificultades eran todas. Y siempre estuvieron ahí, al acecho, amenazantes: mal vista porque vagaba con músicos de pueblo en pueblo, bailando o cantando; el punto de mira de las autoridades coloniales alarmadas por el fervor independentista de las mujeres que como ella se dedicaban al cante; llevada a las catacumbas de lo prohibido por el Estado argelino dentro del mismo lote que el rai o el alcohol; y, por fin, en las listas de muerte de los integristas islámicos más exaltados.

Su primer disco sonó en uno de aquellos gramófonos que se ponían en marcha de forma manual. Los dos más recientes, ya en formato compacto, la han unido a músicos de Red Hot Chili Peppers y Dead Kennedys, y al inquieto guitarrista fundador de King Crimson, Robert Fripp. Quienes la acompañaban en su presentación fueron sin embargo sus argelinos de costumbre con los instrumentos acústicos tradicionales. Aunque la densidad sonora del rai urbano, cuyo origen mestizo está en la poesía de los beduinos y en géneros rítmicos del norte de África, es tal que cuesta bien poco imaginar la irrupción de la electricidad en su natural desarrollo.

Durante dos horas Rimitti interpretó algunos de los temas que ha compuesto a lo largo de más de 50 años. No parecía sentir el cansancio. Subió al escenario con cierta dificultad, pero acabó la actuación dando saltitos. Cantó Sidi Mansour ("la fragancia del almizcle llena el aire / y el riesgo del amor prohibido. / Me metieron en la cárcel, con guardias por todas partes (. ..) Nos encontramos en las dunas / nos miramos / con lágrimas en los ojos / tu mejilla junto a la mía / tu pecho contra el mío. / Nuestros corazones se tocan / y la pasión nos transporta". Una de esas canciones suyas que hablan de libertad. Historias de un pueblo en el huracán.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_