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SEVILLA

Curro se deja ver

Antonio Lorca

Con los carteles de la Feria de Abril en la calle, en los que figura como auténtico protagonista, Curro Romero salió de su refugio -dicen que vive en las afueras de un pueblo sevillano y se prepara con largos paseos por el campo- y se dejó ver. Y lo hizo de la mejor manera: toreando como él sólo sabe hacerlo.El suceso ocurrió en La Algaba, una localidad cercana a la Maestranza, donde se inauguraba una preciosa plaza de toros, mitad de mampostería, mitad de carros. Con tal motivo, se celebró un festival que contó con toreros y políticos socialistas de altura: en el ruedo, junto a Curro, los hermanos Campuzano, José Luis Parada, Pepe Luis Vázquez y el novillero local José Manuel Rodríguez; en el palco, el presidente de la Junta, la consejera de Gobernación, el presidente de la Diputación, y los máximos responsables de la administración taurina. Después de la victoria, un festival debe saber a gloria; sobre todo, si torea, como toreó, Curro Romero.

No pasa el tiempo por Curro. Y si pasa, lo rejuvenece. El novillo de Torrestrella fue noble y bondadoso, pero las tres verónicas y media tuvieron la profundidad de un empaque singular. La faena de muleta fue breve, como toda buena esencia, pero olorosa, honda y bella.

Rubricó su lección con dos naturales ceñidos, largos y lentamente trazados, ligados con el de, pecho, que si fuera capaz de dibujarlos en la Maestranza, ante un toro, acababa con la feria. Cortó una oreja, pero Curro no quiere despojos. Con rapidez, se la ofreció a un subalterno y se limpió la mano en el capote. Con la sonrisa abierta y andares presuntuosos, dio la vuelta al ruedo entre la general aclamación.

Cerró el espectáculo un chaval, José Manuel Rodríguez, que demostró, con su valentía y arrojo, que quiere ser torero. Los hermanos Campuzano son toreros maduros que han ganado con los años. Destacó especialmente Tomás. José Antonio brilló por naturales después de ganar la pelea a un animal soso y descastado.

Parada tuvo detalles de buen toreo, y Pepe Luis Vázquez se llevó la peor parte con un novillo dificultoso, con genio y movilidad. El torero no estuvo cómodo ni fue capaz de dominar la situación. Se le nota que torea poco.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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