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La familia califica de "crimen de Estado" la muerte de uno de los jefes del 'cartel de Cali'

La familia de José Santacruz Londoño, tercer hombre en jerarquía del cartel más poderoso de la cocaína del mundo, impidió que éste fuera sepultado ayer en Cali. ¿La razón?: ellos, al igual que su abogado, creen que Don Chepe, como se le llamaba, fue ajusticiado. Que los policías que realizaron el operativo no intentaron hacer efectiva la orden de captura. Ayer, mientras se realizaba el velatorio, pidieron una nueva autopsia, y expidieron un comunicado en el cual afirman- que la muerte de este hombre de 52 años fue "un crimen de Estado".

Como pruebas aducen que El Estudiante, como también se le llamaba, no viajaba con guardaespaldas ni iba armado y que todos los tiros que recibió fueron en el pecho. Anoche no se sabía aún qué podía ocurrir: si continuará el forcejeo jurídico, o si Santacruz podrá descansar hoy en paz, como estaba previsto desde el miércoles, cuando fue abatido.Como todas las personas que en este país conviven con la muerte, Santacruz dio instrucciones previas y precisas para su funeral. Hasta ahora todos sus deseos han sido cumplidos. Quería un ataúd color cobre. Nicolás Escobar -sobrino de Pablo Escobar, otorra su archienemigo-, convertido por sorpresa en ángel guardián de su cadáver, mandó pintar uno para darle gusto al difunto. No fue el único capricho que tuvieron que satisfacer: lo vistieron como a todo un caballero. Reemplazaron las ropas de pobre con las cuales murió manchadas de sangre por un esmoquin Pierre Cardin, camisa de seda, pajarita, calcetines y zapatos negros.

El velatorio de este hombre que logró una fortuna calculada en más de 10.000 millones de dólares [cerca de 1,2 billones de pesetas), se realiza en una de las mejores funerarias de Cali. Sólo han entrado sus familiares: su esposa, su madre de crianza -ambas tuvieron que viajar desde Miami, donde las sorprendió la mala noticia- y sus cinco hijos, todos nacidos en EE UU.

También han podido vencer el cordón de seguridad tendido alrededor de la funeraria decenas de arreglos florales. Dos hombres se encargaron de requisarlos minuciosamente para descartar cualquier intento de atentado. Con discreción guardan en una caja todas las tarjetas. Los nombres de quienes han querido rendir homenaje a este hombre que empezó como secuestrador su carrera en el hampa, hace ya 27 años, serán un secreto de familia.

Cuando todo se aclare Santacruz será sepultado al lado de su padre, muerto hace un mes. Terminará así otra leyenda del mundo de la mafia colombiana. La historia de un hombre que entre otras, ordenó tres asesinatos; un hombre que dividía por igual su amor entre las mujeres feas, los caballos y los bienes inmuebles.

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