Nacionalismo
Permítame dirigir un comentario relacionado con la columna del señor Santos Juliá La conquista de la calle y la noticia contigua aparecida en página 22 de EL PAÍS del 11 de febrero de 1996. Concuerdo plenamente con Santos Juliá. Me viene a la memoria la frase admonitoria del fallecido presidente François Mitterrand, cuando, hace ahora un año, en su calidad de presidente del Consejo Europeo, se dirigió al Pleno del Parlamento Europeo: "Le nationalisme c'est la guerre!".
Cuando el señor Arzalluz diice que el criminal atentado del IRA -perpetrado el 9 de febrero de 1996 en Londres- carga de razón y fortalece a ETA y a su entorno, me pregunto si la instrumentación electoral del GAL va por otros derroteros; con sus ambigüedades y sus pregones, acaso no está diariamente justificando a los asesinos y a sus sicarios. ¡Mala vía para la paz es el cainismo! La determinación, en democracia, es sólo posible con el consenso político y es la vía política la única que puede acallar las armas. Definitivamente.
Luchar por establecer la objetividad informativa es armar a los justos con la verdad. La responsabilidad del periodismo es armar de razón y verdad a la opinión pública para que nadie la confunda. Pero en esta labor será bueno, para propiciar ese consenso político presidido de razón y verdad, un mayor compromiso de nuestros media ante realidades políticas que se extreman. "Hay que vencer los prejuicios. Lo que os pido es casi imposible, ya que hay que vencer a nuestra historia, y sin embargo, si no se la vence, una regla se impondrá: ¡el nacionalismo es la guerra!". (François Mitterrand, Estrasburgo, enero de 1995).-
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