Cómo obtener mayoría absoluta

El indeciso es un señor que cuando consigue un excedente de 5.000 pesetas no sabe si ponerlas a plazo fijo o darse un capricho. 'Por lo general, hace lo que más se lleve. O lo que menos. Depende de la cantidad de rencor social que haya acumulado en el trayecto. Cuando lo que tiene en la mano no es un billete de 5.000 sino un voto, se vuelve particularmente imprevisible. Un lado de su personalidad le dice que sea generoso con la papeleta: que la dilapide y no vote útil, sino romántico, e incluso facineroso. El otro le aconseja que la invierta en valores seguros, deuda. pública o pagarés del Tesoro: donde más eficaz resulte la combinación entre rentabilida y reducciones fiscales. El indeciso, no obstante, tiene un cerebro de reptil que le aconseja ser prudente en la vacilación.La historia está llena de ejemplos catastróficos de conducta indeterminada: fíjense en los yernos de Sadam.De ahí que para que no le den de los dos lados se refugie en los intersticios de los macrosondeos, de donde tratan de sacarle los partidos mayoritarios con las más variadas técnicas de seducción. Pero el irresoluto ha aprendido también a defenderse del engatusamiento excavando en la ficha técnica túneles de doble sentido que despistan a los cazadores de intenciones. Se dice que en este país fallan mucho las encuestas, no sabemos si porque la gente miente una barbaridad o porque no saben hacerlas. Más bien por lo primero. Por ejemplo, el líder más valorado entre nosotros ha sido también, tradicionalmente, el menos votado (véase Anguita), porque ésta es una sociedad en apariencia indecisa aunque en el fondo práctica, y le gusta tener un pie fuera de la realidad y otro dentro. El que enseña es el de fuera, pero con el que vota es con el de dentro. No digo que votemos con los pies, es una imagen, aunque a veces damos las patadas con las manos: las manos blancas, por ejemplo, que todavía no han dejado de golpear el culo de HB.

En el sondeo que publicamos hoy Aznar es el líder menos valorado de los tres, o sea, que va bien: ya hemos dicho que el más valorado siempre: pierde En el caso de Aznar, y tratándose de un político que según confesión propia está donde está porque le han despreciado, debe intentar mantenerse en ese puesto ultrajante de la tabla, sobre todo si quiere ganar por la mayoría que precisa para que lo suyo no sea una victoria pírrica. Necesita ser despreciado unos días más. Que hable con sus asesores: hay fórmulas para conseguir que la gente se estremezca ante la mención de tu nombre.

En cuanto a la técnica que está llevando a cabo para la obtención del voto irresoluto, no estamos seguros de, que sea la mejor: por lo visto anda diciendo por ahí que nos conviene un Ejecutivo "con el apoyo parlamentario suficiente, porque habrá que tomar decisiones trascendentales". Qué miedo, ¿no? La cosa suena a la apisonadora de la que tanto hemos abominado, pero en versión derecha de toda la vida. Además, asegura que el PSOE ya no aspira a ganar, sino a que él gane por poco. O sea, que González debería tirar la toalla y cederle los trastos antes del 3-M. ¿A qué juega? ¿A capturar el voto indeciso?, Quizá no, tal vez aspira a que se le desprecie una semana más, a ver si logra llegar siendo el menos valorado y obtiene la mayoría absoluta.